CACEROLAZO REACCIONARIO
contra la clase obrera
y los pobres
y los pobres
La
LIGA SOCIALISTA REVOLUCIONARIA denuncia el carácter reaccionario y antiobrero
de las movilizaciones realizadas el 13 de septiembre (y las que se anuncian
para los próximos días). Respetamos todas las opiniones en torno a las
gestiones gubernamentales, y defendemos el derecho a expresarlas, lo cual está
hoy garantizado, tal como lo demuestra
la manifestación misma. Desde esa ubicación –que estamos dispuestos a
defender con uñas y dientes si se viera amenazada–, denunciamos el carácter
reaccionario de la movilización manipulada por sectores de la clase dominante
explotadora que no se sienten representados por este gobierno, pese a que es el
responsable de las mayores ganancias que han logrado a lo largo de décadas en
la Argentina.
La LSR no le pide peras al olmo. Sabemos
que un gobierno burgués no tiene más
obligación que velar por los intereses de la burguesía: y eso es lo que
viene haciendo consecuentemente la administración Kirchner en sus tres
gestiones. Pero las repercusiones de la crisis internacional que estalló en el
2008 abrieron fisuras entre los capitalistas, y se disputan cuál es la tajada
de plusvalía que le toca a cada uno; y de qué manera conviene explotar a los
trabajadores, si mediante mayores ajustes y mayor represión, o mediante la
ampliación de los gastos del Estado para fomentar el consumo.
Sobre esta base, queremos puntualizar
algunos aspectos de las manifestaciones reaccionarias del 13 de septiembre, que
desarrollamos a continuación.
1. Programa político. ¿Por qué se
movilizaron? ¿Cuál es su propuesta política?: ninguna. Nos parece que el detonante es la imposición de medidas
cambiarias restrictivas. Muchos pusieron “el grito en el cielo” debido al tibio
control de cambio instrumentado por el Gobierno. Tildaron de
“inconstitucional” la medida y muchos popularizaron la expresión “¡estamos en
Cuba!”, aludiendo a que, supuestamente, no se puede salir del país. ¿Cómo se
explica entonces la presencia de unos 3.000 argentinos en Las Vegas, para ver
la pelea de “Maravilla” Martínez?...
Parecería que estos sectores, añoran las “bondades”
del uno a uno de la década de 1990, que posibilitó que unos tres millones de
argentinos veranearan en el exterior durante años, al mismo tiempo que hipotecó
la Argentina y la llevó a la debacle que se expresaría a comienzos del nuevo
milenio; siempre de la mano de Domingo Cavallo, que ahora volvió a la Argentina
y se da el lujo de cuestionar la política económica actual, frente a la amplia
libertad de ahorrar en dólares que existía bajo su gestión (¡los mismos dólares
que se robaron los bancos mediante el corralito impuesto por el mismo
Cavallo!!!).
2. Mordaza política. “No a la reforma
de la Constitución” era la consigna central que mostraban las tapas de Clarín y La Nación, que reproducían carteles, prolijamente “fotoshopeados”
con esa consigna... En particular, se oponen a la posibilidad de una
re-reelección por parte de Cristina Fernández. Sin embargo, estos sectores
–y, lamentablemente, ningún otro– no se opusieron a la última reforma de la ley
de partidos, que instauró las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
(PASO) el año pasado. Todas las fuerzas políticas –las burguesas y también
las autoproclamadas “obreras”– se sumaron a la reforma proscriptiva, por acción
u omisión. Nadie hizo centro en la necesidad de derribar esta nueva ley, que
atropella y cercena las libertades públicas. Y la población concurrió
masivamente a las urnas el 14 de agosto de 2011 y luego en octubre... pero
ahora, un sector se queja de la legitimidad del 54% obtenido con esa misma ley.
3. El carácter “destituyente” de la
movilización. Mientras no estemos a un paso de “la revolución”, con
organismos de doble poder en desarrollo, la destitución de un gobierno
legalmente electo no tendría necesariamente consecuencias positivas. ¿Quién lo
reemplazaría hoy?, ¿qué organismos populares surgidos al calor de la lucha
antigubernamental tomarían el poder para instaurar una sociedad de signo
opuesto?... En el 2001-2002 podíamos apostar a la maduración de las asambleas
populares. Pero, hoy, ¿qué organismos populares expresarían un poder
alternativo de los explotados y oprimidos?... Las movilizaciones iniciadas
en el 2001 se daban por fuera y en contra de la institucionalidad vigente.
Las movilizaciones del 13 de septiembre, por el contrario, se dan dentro de los
marcos –y en refuerzo– de la constitucionalidad vigente: por eso exigen el
respeto a la constitución menemista (fruto del Pacto de Olivos) que nos
metió de lleno en la política del imperialismo de “lucha contra el
‘narcoterrorismo’” y en la política de la iglesia católica de “defensa de la
vida desde la concepción”.
Dentro de los límites impuestos por el
sistema que ellos defienden, parecería que esta oposición burguesa tiene un
problema: a lo largo de diez años, no han logrado articular una representación
política capaz de presentarse como alternativa ante las masas populares
contra la propuesta del kirchnerismo. Ante esa carencia, salen a las calles a
reclamar “que se vaya ella”, a sabiendas de esa falta de alternativa, con lo
cual están diciendo a las claras que están dispuestos a una salida golpista bajo las formas “modernas” en que ésta pueda
instrumentarse (antes eran los milicos y, ahora, pueden tener expresiones
civiles, tal como lo demuestran los recientes casos de Honduras y
Paraguay, de la mano de la nueva
política yanqui para nuestros países).
4. Libertad de expresión. Si no la
hubiera, sería inimaginable que nos hayamos enterado de la convocatoria del 13
de septiembre. Al contrario, ha tenido
amplia difusión. En un gobierno totalitario o dictatorial, simplemente no
hubiéramos sabido de su convocatoria; los sitios de Internet que las
publicitaran estarían bloqueados, y los canales de televisión que tanto las
difunden hubieran sido censurados. Entonces, ¿qué reclaman?, ¿son todos
quinceañeros sin experiencia?, ¿no saben cómo actúan las dictaduras?... o,
simplemente, quieren “vendernos” una realidad que no existe.
La LSR –enemiga de este gobierno como de
todo gobierno capitalista– sostiene que no ha conocido un período de tan amplia
libertad de expresión en toda la historia del país, dentro de la mentirosa
“libertad” que existe en el sistema capitalista y su régimen político de
democracia burguesa. El hecho de que por iniciativa gubernamental, por ejemplo,
se haya suprimido el delito de “calumnias e injurias contra funcionarios
públicos” habla por sí solo. Nadie es reprimido ni censurado por insultar
a la Presidenta, por desearle públicamente la muerte, por acusarla de
corrupta... como si la corrupción no fuera propia del sistema capitalista; como
si todo el dinero acumulado por ellos no fuera robado a la fuerza del
trabajo.
5. El recurso del método. El “método”
del cacerolazo para nada define el “contenido” de las movilizaciones. Un método
es una simple herramienta. Incluso la huelga –método propio de la clase obrera–
puede ser utilizada por las patronales y otras fuerzas de la reacción
(por ejemplo, la lucha encabezada por la SRA en el 2008): a eso le llamamos
“lockout”. Recordemos que los cacerolazos fueron inaugurados por la clase
media chilena durante el gobierno de Salvador Allende en Chile. Sin embargo, en
la Argentina del 2001, las cacerolas fueron la expresión del descontento
popular mayoritario que se fue acumulando y estalló frente al estado de sitio y
el corralito –que significó no sólo la confiscación de los ahorros, sino el
ataque a los ingresos de los asalariados, el vaciamiento de las cuentas del
Estado (en una semana se “fugaron” US$ 10.000 millones), etcétera. El golpeteo
de las cacerolas expresó, en aquellos días, el “Que se vayan todos”, muy
distante del actual reclamo, minoritario, por la destitución de la Presidenta.
6. “¡Viva la muerte!” En más de 50
años no habíamos vuelto a oír expresiones tan propias del fascismo como ésta.
Sin embargo, en los últimos meses, hemos visto –salvo que no queramos verlo–
reaparecer expresiones como las que rodearon a Eva Perón, en plena agonía, por
parte de la “oposición”: “Viva el cáncer”, decían en aquellos días; y “Viva el
cáncer” volvieron a decir ante la internación de la Presidenta por un problema
de tiroides. Ni que hablar de la presencia de esvásticas en la Plaza de Mayo el
13 de septiembre. La LSR repudia visceralmente toda expresión que vitoree la
muerte como forma de resolución de los problemas. Del mismo modo que ayer se
llamó “la rea” a Eva Perón, hoy –a través de la revista Noticias– se prostituye la figura
presidencial, en una nota carente de todo contenido mínimamente coherente.
7. No somos “ni-ni”. La mayoría de
las agrupaciones de izquierda que conocemos se han pronunciado con la política
del “Ni-Ni” (ni con unos, ni con otros), que inauguraron en marzo del 2008. La
LSR rechaza esa política. Por el contrario, se pronuncia categóricamente
en contra de esas movilizaciones y de sus demandas.
Esta pelea no opera sólo “en las alturas”,
en forma ajena a los intereses de los explotados. Si bien es innegable el
enfrentamiento de algunos sectores de la gran burguesía (que, por supuesto, cuenta
con el apoyo de franjas de la población) con el Gobierno, es en primer lugar una pelea contra los explotados y los pobres, contra
todo mínimo atisbo de soberanía nacional y contra las libertades públicas.
En consecuencia, esta pelea no nos
resulta indiferente ni es ajena a nosotros. El 13 de septiembre se ha
manifestado un sector de la sociedad (insistimos, minoritario, aunque no por
eso menos peligroso), que es el mismo que apoyó la lucha “del campo” en el
2008; es el mismo que reclama “mayor seguridad”, pero es indiferente ante los
crímenes de la policía en los barrios pobres; es el mismo que reclama “mano
dura” junto al falso ingeniero Blumberg; es el mismo que reclama
represión ante cada lucha obrera o corte de calles piquetero...
8. El carácter de clase de la movilización. En
los lugares de trabajo, compañeros que vieron con muy buenos ojos la
movilización de Moyano del 27 de junio, por la supresión del impuesto a las
Ganancias sobre el salario, se mostraban estupefactos ante los hechos del día
13, y se preguntaban “de qué se quejan” estos manifestantes. Nos estamos
refiriendo a trabajadores descontentos con el Gobierno y que tienen más de una
razón para protestar: dentro de nuestras modestas fuerzas, no encontramos que
esos trabajadores se sintiesen representados por esta “lucha” ni mucho menos
atraídos por su convocatoria. Pero aun cuando hubiese habido una
importante presencia obrera, eso no hubiera cambiado el carácter de clase de la
manifestación. ¿Acaso una importante franja de los trabajadores no apoyaron el
uno a uno y la reelección de Menem?, ¿acaso no fueron miles los que aceptaron
con entusiasmo los despidos encubiertos bajo la forma de “retiros voluntarios”?
¿Eso hace menos nefasta la política instrumentada durante la década de 1990?...
Hechos como éstos, o los abordamos como
“intereses del pueblo”, o como “intereses de clase”. Esta última es la óptica
con que los aborda la LSR.
9. ¿El gobierno es el responsable de todo lo
que ocurre? Por supuesto que sí. Pero no precisamente por los
motivos que ellos les reprochan. Lo que más irrita a los recientes
manifestantes es todo aquello que genera simpatía por el gobierno: el castigo a
los genocidas; la asignación universal por hijo; el ajuste automático de las
jubilaciones; la construcción de viviendas populares... La LSR, por el
contrario, no aplaude a este gobierno, porque la LSR no pelea por “una mejor
distribución de la riqueza”, sino por la supresión de toda desigualdad
social. Cada gobierno de turno es el “comité ejecutivo” para la
administración de todos los negocios de la burguesía y de sus consecuencias.
Denunciamos a este gobierno burgués por todos sus compromisos con los imperialismos
yanqui y europeos (más allá de todo su palabrerío ante la ONU) que han
llevado al “desendeudamiento” pagando la ilegítima deuda al FMI; por haber
puesto la causa AMIA al servicio de la política guerrerista de Estados Unidos;
por la represión a los QOM; por la política de exterminio de jóvenes pobres que
registra más de 2.000 asesinados por la represión policial e institucional
durante las gestiones kirchneristas; por la extradición de seis campesinos
paraguayos y dos militantes chilenos que buscaron asilo político en el país, y
fueron entregados a la “justicia” stroessnerista y pinochetista que siguen
vigentes en ambos países; por la sanción sucesiva de las leyes antiterroristas;
por la implementación del proyecto X; por la multiplicación de las fuerzas represivas
con la Gendarmería en las calles; por su política de ataques antiobreros (como
la tendinitis en el subte y “los docentes son vagos”); por el sostén del
negocio capitalista del transporte que condujo a la masacre de Once; por la
segunda desaparición de Julio López; por su aval a la megaminería depredadora;
por permitir que Monsanto y Benetton posean y controlen la mayoría de las
tierras; por su compromiso con el Vaticano de no admitir siquiera el debate
parlamentario sobre la despenalización del aborto...