OTRA MASACRE CAPITALISTA
La tragedia de Once, los pueblos envenenados
por la megaminería depredadora,
la matanza de los Qom...
Los BUITRES PRIVADOS, 
sus GOBIERNOS y el ESTADO
son ENTERRADORES DE TRABAJADORES.
Solo sirven para llenarse de plata y reprimir al pueblo
QUE SE VAYAN TODOS 
QUE NO QUEDE NI UNO SOLO
Para que se vayan: HAY QUE ECHARLOS
Construyamos poder popular, asambleario,
en todos los rincones del país, 
HASTA BARRERLOS DEL PODER
LA TRAGEDIA DE ONCE
ES OTRO CRIMEN CAPITALISTA
Las grandes empresas y sus gobiernos
GARANTIZAN
LA SOCIEDAD DEL LUTO PERMANENTE
CONTRA LA MEGAMINERÍA DEPREDADORA, LA LEY ANTITERRORISTA Y LOS CRÍMENES DE TBA

Buenos Aires, 23 de febrero de 2012
Desde la Liga Socialista Revolucionaria adherimos a la Jornada Nacional de Lucha Contra la Megaminería y por la Derogación de la Ley Antiterrorista.
Entendemos que es imprescindible enfrentar con organización y lucha a los saqueadores capitalistas nacionales y extranjeros, privados y estatales. Es evidente que sólo buscan la ganancia inmediata, para seguir engordando sus bolsillos.
Nada les importa provocar enfermedades y muertes en la población, ni destruir el medioambiente, poniendo en riesgo la existencia misma del planeta y, por lo tanto, la de la humanidad toda. La magnitud de sus crímenes silenciosos (y silenciados) son verdaderos crímenes de lesa humanidad. Pero el Estado, que ellos mismos controlan (aquí, y en el mundo), no sólo no tipifica esos crímenes sino que, cuando los juzga, los deja impunes.
El Cromañón ferroviario de la estación de Once, tiene exactamente los mismos criminales: los buitres multinacionales que se llenan de plata al amparo de la impunidad que le otorgan todos los organismos del Estado y los sucesivos gobiernos.
Una y mil veces en la historia, y también hoy, los pueblos resisten y dan pelea para defenderse, como en Andalgalá, Famatina, Tinogasta, etcétera. Contra esa y otras resistencias, los Kirchner sancionaron la Ley Antiterrorista en 2003, que fue actualizada en el 2005, el 2007, el 2009 y pegó un salto represivo duplicando las penas previstas en el Código Penal, en diciembre de 2011.
Al tiempo que enfrentamos todos y cada uno de los ataques del gran capital, y nos defendemos de la represión nacional y provincial, estatal y paraestatal, es necesario ir construyendo poder popular, asambleario, en todos los rincones del país, hasta acabar con la madre de todos los males: el sistema capitalista depredador en decadencia, sus grandes empresas, sus funcionarios, sus gobiernos de turno, su Estado represivo.
¡NO A LA MINERÍA DEPREDADORA!
LA TRAGEDIA DE ONCE ES OTRO CRIMEN CAPITALISTA
Si se puede prevenir, NO ES UN ACCIDENTE
Abajo la Ley Antiterrorista
Libertad y desprocesamiento de los luchadores populares
Revolución Socialista o más Barbarie Capitalista

Todo SUBE

La sensación de ser tratados como ganado para poder comprar una tarjeta SUBE puede ser indignante, según la predisposición al manoseo que tenga cada persona. Lo que no cambia es lo concreto de la medida del gobierno y las empresas: por un lado, es un negocio redondo que obliga al consumidor a pagar por adelantado un servicio, o sea, es como un préstamo a futuro, y sin intereses, que va de nuestro bolsillo hacia la banca estatal, quien ahora administrará directamente esos fondos; por otro lado, le permitirá avanzar en una mayor injerencia en la vida privada, ya que manejará con mayor precisión qué viajes, qué horarios, qué trayectos cotidianos, qué tipo de transporte y qué ingresos tiene cada uno de los millones de usuarios.
El chantaje de que el plástico será más barato (por eso ¡cómprelo ya!) tampoco cambia que el aumento del transporte público es un hecho, así sea gradual y sea cual fuere el material que se use para viajar.
Porque la medida se encuadra en los trazos gruesos de la reorientación política y económica. Y la eliminación de los millonarios subsidios que los gobiernos de los Kirchner otorgaron a los monopolios de la energía, del transporte, las comunicaciones, etc., tendrá impacto directo en nuestros bolsillos. La presidenta dijo el miércoles que el gobierno no aumentará ninguna tarifa, pero que sí lo hizo Macri con los subtes. Esta verdad a medias encierra un mensaje muy claro: “Yo quito los subsidios… pero el que aumenta los precios y paga el costo político es el otro”. El discurso está armadito y en marcha para defenderse de las futuras –y necesarias como el oxígeno– respuestas de masas para resistir el golpe al bolsillo. En este sistema, los capitalistas, nunca pierden, siempre toman, y en épocas de crisis como la actual la menor ganancia se la sacan al trabajador, nunca la ponen ellos. El crecimiento del PBI vuelve a ser noticia. Sin embargo hay que preguntarse por qué, entonces, las provincias, de un día para el otro, declaran emergencia económica y despiden a miles de empleados y el gobierno nacional anuncia “sintonía fina” para las negociaciones salariales que, propone Cristina Fernández, deben deducirse “de acuerdo con las rentabilidades de cada sector” (¡!). De un plumazo se olvidó del costo de la canasta familiar y lo reemplazó por los números de balance que muestren los empresarios.

POBRES CONTRA POBRES, OTRA VEZ. El punto es que quien va a cubrir con su cuerpo la quita de los subsidios a las empresas es el pueblo trabajador, al que se lo “invita” a renunciar a ser subsidiado en pos de ayudar “a los que más lo necesiten”. Si todavía estás en blanco y tu recibo de sueldo marca más de 3 o 4 mil pesos, sos un privilegiado… y un egoísta. Pero ¿cuál sería el parámetro que indica quién debe y quién no ser subsidiado? ¿será el ingreso general en un hogar, la cantidad de bocas que alimentar, si tiene casa propia o alquila, si tiene auto, moto o bicicleta? ¿si se va de vacaciones? Y si lo hace ¿es lo mismo hacerlo en avión, en auto, en colectivo o en tren, y a qué sitios? La “sintonía fina” no es mayor equidad igualando hacia arriba los salarios sino extraerles más jugo y preservar los bolsillos capitalistas frente a la crisis económica mundial. Aplicado este golpe –que tal vez se haga en varios pasos durante el año– después quizás se verá el modo de seleccionar, sin apuros, el revoleo de migajas a los más pobres (dicho sea de paso, en 9 años de crecimiento histórico sostenido, ni por casualidad, se les pudo conseguir un laburo estable, como merece cualquier ser humano y se los mantiene a raya con un plan trabajar miserable que les dio Duhalde hace 10 años).
Para llevar a cabo esta política, como sucedió en toda la historia de los ajustes, se ponen a funcionar las campañas para enfrentar a pobres contra pobres (trabajo en blanco vs. trabajo en negro; ocupado vs. desocupado; sueldos miserables vs. sueldos no tan miserables). Divide y reinarás, no falla. No hay que olvidarse las feroces campañas de la década del `90 que ganaron a la opinión pública y luego a la mayoría de los trabajadores para la política de las privatizaciones. Fueron los propios laburantes los que terminaron defendiendo, por acción u omisión, sus propios despidos, recorte de beneficios laborales y conquistas sociales históricas en pos de combatir la corrupción del estado y para una prometida modernización del país… que fue saqueo.
Resistir la nueva ofensiva patronal y gubernamental contra los salarios y el costo de vida en cada lugar de trabajo, en cada barrio; protestar contra el manoseo y la utilización política, el maltrato y la represión a los que empiezan a luchar en sus lugares de trabajo, ambientales, barriales y de estudio; organizarse en asambleas y con democracia directa. Esas deberían ser las pautas iniciales para la reorganización de una nueva lucha popular que, encontrando posibles aliados eventuales como podrán ser, o no, los enriquecidos aparatos sindicales, busque ser independiente de ellos, en el camino de disputarle el verdadero poder a los asaltantes capitalistas y sus gobiernos.
(3 de febrero de 2012)