El 23 de octubre de 2011
NO VOTO a los
POLITICOS CAPITALISTAS

ni al Gobierno que persigue a los trabajadores y pueblos originarios que luchan, ni a la oposición que quiere profundizar el saqueo del país, o declama promesas sin sustento: todos avalaron la estafa antidemocrática de la nueva ley electoral que impuso las Primarias del 14/8 para repartirse cargos y plata, entre pocos

Desprocesamiento de RUBÉN SOBRERO y ROBERTO MARTINO
LIBERTAD A LOS PRESOS POLITICOS
El problema no es “el modelo”:
es el sistema capitalista
PARTICIPAR es MÁS QUE VOTAR

Revolución Socialista, o más Barbarie Capitalista


Por todo esto, IMPUGNÁ EL VOTO, o VOTÁ AL Frente de Izquierda.
Algunas consideraciones hacia el 23 de octubre:
Contra lo que el Gobierno predica en actos y conferencias, incluso en alguna reunión del G-20, fue el mismísimo FMI quien recomendó hace unos años las políticas de ampliación del gasto público para países como la Argentina. En oposición a ello, le exige ajuste sobre ajuste a los países de la Unión Europea, como Grecia, que se parece más a un laboratorio de experimentos capitalistas de los organismos de crédito internacionales que a un país que ha gozado durante años del extinguido “Estado de Bienestar”.
En la década de 1990, la ecuación era la inversa. Y no tiene nada de extraño, simplemente son planes diferentes, en momentos, economías y regiones diferentes, más propios de la lógica del sistema capitalista que de teorías del “bien” (los países emergentes) contra el “mal” (los organismos de crédito internacionales).
Pero todo llega a su fin. Luego de ocho años de crecimiento sostenido, en los que las diferentes fracciones de la burguesía argentina ganaron más plata que nunca, la “distribución” que significó recoger las migajas y de la que se vieron beneficiados importantes sectores de la población estará fuertemente cuestionada y en peligro debido a la crisis capitalista internacional. Por eso, el Gobierno pretende poner un techo a los aumentos salariales del 18% para todo 2012 mientras que la inflación en todos los rubros se sigue disparando desproporcionadamente. Siguen, además, las discusiones sobre los subsidios a las empresas de servicios públicos que, de retirarse, llevaría las tarifas a cifras inaccesibles.
Más preocupante aún, son las nuevas embestidas antiobreras que se abrieron luego de las elecciones del 14 de agosto, en las que esa misma burguesía y el Gobierno consiguieron el aval de casi toda la población para implementar una reforma política, inédita por lo antidemocrática. En consecuencia, desde el Gobierno se leyó aquel mensaje como un “piedra libre” para hacer lo que quisiera, avalado por un descomunal consenso social en las urnas.
Desde esta posición conquistada, se inauguró el hostigamiento público contra los trabajadores, cuando la propia Cristina Fernández apuntó contra los trabajadores de Metrovías que protestaban por la tendinitis sufrida a causa de nuevas condiciones de trabajo impuestas por la empresa. “Son los mismos a los que les dimos la personería”, dijo dirigiéndose a Tomada. Y agregó: “Es fácil hacerse el revolucionario bajo un gobierno democrático…”.
Pocos días después, bajo el gobierno “de los Derechos Humanos”, los delegados clasistas y combativos de la línea 60 de colectivos eran agredidos a golpes por las dirigencias sindicales burocrático-patronales, aliadas del Ministerio de Trabajo. Y el viernes 7 de octubre, los mismos matones torturaron a la nieta del delegado Daniel Farella, dentro de su propia casa.
No parecen ser coincidencias casuales que ambos sectores sean representativos de la lucha obrera. Por eso, este sugestivo operativo se coronó con el encarcelamiento de Rubén Sobrero –por gente de civil, al estilo de la dictadura–, reconocido luchador antiburocrático y dirigente de izquierda, a quien se le armó una causa como… ¡jefe de una asociación ilícita! Una figura por la que ni siquiera procesaron al jefe de la red de espionaje ilegal de Macri, el “Fino” Palacios, siendo que le fue fehacientemente todo comprobado mientras que, contra Sobrero, se cayeron rápidamente las falsas acusaciones, pero aún sigue procesado y muy comprometida su situación legal.
Al ritmo de una mayor cercanía de la crisis capitalista internacional, las libertades democráticas comienzan a perder terreno a manos de un gobierno que, a caballo del triunfo obtenido en las Primarias de 14 de agosto, comenzó a ensayar golpes sobre lo más representativo –hasta el momento– de la vanguardia obrera. Ese es el sector que más les preocupa, porque su respuesta –y el apoyo social que obtenga– será clave al momento de avanzar sobre el conjunto de la fuerza laboral cuando la burguesía lo considere necesario. Una legislación y una política más represiva ya está en marcha y se viene aplicando en casos menos conocidos, como el procesamiento de Roberto Martino (acusado de “prepotencia ideológica” y “discriminación”, por manifestarse contra el genocidio que el Estado de Israel desata sobre la población de Gaza), o los miles de jóvenes pobres, “anónimos”, asesinados por la policía o acciones repudiables como la extradición al Paraguay de los seis campesinos refugiados políticos, al igual que dos militantes chilenos que habían buscado asilo en Neuquén: a todos ellos, ni el derecho de asilo internacional se les respetó.
Esta misma perspectiva es, obviamente, compartida por cada una de las variantes capitalistas que este 23 de octubre postulan candidatos: desde Alfonsín y Binner, pasando por Duhalde y todas las fracciones del peronismo hasta la Coalición de Carrió. Ninguno de ellos puede correrse más a la derecha, porque más a la derecha está la pared.
Es imperioso que el pueblo trabajador no vote a ninguna de las variantes capitalistas este 23 de octubre, porque serán ellos, empezando por el gobierno de Cristina Fernández, los que se abrirán paso sobre nuestras conquistas y derechos sociales y políticos a fuerza de ley, y de balas si fueran necesarias para no menguar sus fabulosas ganancias. Hay que restarles todo el apoyo posible en las urnas y organizarse democráticamente por abajo, para afrontar los próximos ataques antipopulares.
En concreto, la LSR te propone IMPUGNAR el voto, metiendo en la urna, por ejemplo, el texto del encabezado, o cualquier otra expresión que deje claro tu repudio al sistema capitalista explotador y sus consecuencias represivas. Al mismo tiempo, y pese a su errónea política respecto de la Reforma Electoral y las Primarias del 14 de agosto, entendemos que el voto al FIT puede ser también, para muchos compañeros, una manera de expresar el repudio a los candidatos del sistema.

Liga Socialista Revolucionaria

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