MURIÓ SERGIO DOMECQ
por Ruth Werner y Facundo Aguirre
(Reproducido de La Verdad Obrera - PTS - Nº 294)El sábado 30 de agosto por la tarde falleció el compañero Oscar Prada, también conocido como Sergio Domecq. Es difícil trazar su extensa trayectoria que recorrió gran parte de la historia viva de la lucha de clases de la Argentina de los años ‘60 y ‘70. Sergio Domecq mantuvo hasta sus últimos días sus convicciones socialistas y murió humildemente, en la cama de un hospital público de la ciudad de Punta Alta, la tierra que lo vio nacer.
Lo conocimos cuando comenzamos a investigar sobre la clase obrera y la formación de las coordinadoras interfabriles en la década del ‘70. Sabíamos de su larga militancia en la izquierda argentina, sus primeros pasos en la lucha de clases junto a los municipales de Bahía Blanca en 1956, su ingreso, poco tiempo después, al grupo trotskista Palabra Obrera orientado por Nahuel Moreno; su ruptura junto a Santucho fundando el PRT El Combatiente y su posterior militancia en la Liga Socialista Revolucionaria dirigida por él en los años ‘70.
En las varias entrevistas que realizamos, siempre fue una fuente inagotable de anécdotas que matizaban las largas charlas que sostuvimos. Sergio era un apasionado de la lucha de clases. Por eso nos contó de su participación en la gran huelga portuaria que dio origen a la Intervillas en 1967, la ocupación y control obrero de Mancusso y Rossi en los inicios de los ‘70 y la formación de la Coordinadora de Trabajadores en Lucha en 1974 bajo el impulso de la Federación Gráfica Bonaerense dirigida por Raimundo Ongaro. Era evidente para quien lo conocía su capacidad para relacionarse con los trabajadores que entraban en lucha.
Sergio Domecq estuvo exiliado en Suecia donde sobrevivió enseñando a bailar tango, que era la otra pasión que ocupaba su vida. Sin embargo decidió volver al país a fines de los ‘90 para retomar la actividad política. En sus últimos años estuvo vinculado a la Liga Socialista Revolucionaria y se volvió un crítico del leninismo.
Con nuestro partido mantuvo una relación fraternal y respetuosa pese a las diferencias que nos separaban. Reivindicaba sobre todo nuestra lucha por la democracia obrera y el esfuerzo teórico por poner en el centro de la estrategia revolucionaria la cuestión de los soviets y los consejos obreros. En sus últimos días nos acercamos a verlo al Hospital Ramos Mejía. Hasta que se lo permitió la salud bajaba de su habitación para darse una vuelta por las asambleas y aconsejaba a los activistas. Lamentamos su pérdida y compartimos el dolor de sus familiares y amigos.
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