A 10 años de la rebelión popular
del 19-20 de diciembre de 2001:
Marcha de Congreso a Plaza de Mayo
Para el Estado y el gobierno de las patronales,
los trabajadores somos terroristas
Nos encontramos a las 18 horas en Sgo. del Estero y Av. de Mayo
y el miércoles 21, a las 11, frente a los Tribunales
de Lomas de Zamora
por la LIBERTAD de CARLOS OLIVERA
Hoy, a 10 años
de aquellas jornadas, el mundo entero está inmerso en la misma crisis que asoló
a los trabajadores de la Argentina, pero a escala planetaria.
Como siempre,
los poderosos tratan de confiscar nuestra memoria, poniendo en primer plano los
padecimientos económicos y la "violencia" de aquellos días, como si
no se supiera quién la desató; como si no se supiera que esa violencia fue
ejercida desde un solo lado. También tratan de que olvidemos que la fuerza de
la movilización popular obligó a la salida prematura de un gobierno que,
después de articular el más grande desfalco económico al bolsillo popular, sólo
tuvo como respuesta la imposición del "estado de sitio".
Esa lucha dejó
un saldo de más de 30 asesinados y los responsables de esos crímenes siguen impunes: De la Rúa está
libre, como también está libre Cavallo pese a la defraudación cometida contra
todo el pueblo trabajador, al igual que está libre Menem, que había iniciado el
camino que De la Rúa continuó, y como también está libre Duhalde que intentó
sofocar el descontento popular con la masacre de Avellaneda...
Grandes
franjas de la población se unían en el clamor de "Que se vayan
todos", expresando su convicción de que todas las instituciones del Estado
y sus representantes (políticos, sindicales, uniformados, eclesiásticos...)
eran los artífices de todos sus padecimientos.
Pasaron diez
años, y hoy el mundo entero transita la misma debacle económica, porque tanto
ayer como hoy, esos padecimientos no son el fruto de un "modelo" sino
de todo el sistema de explotación capitalista.
En la Argentina,
pese a que el Gobierno afirma que aquí no llega la crisis por la
"genialidad" de sus medidas económicas, se prepara para dar el mayor
golpe al bolsillo de los trabajadores. Y, como es lógico, para hacerlo ha
montado un andamiaje represivo feroz. Ese es el gran logro que los Kirchner le
han aportado a la burguesía en estos diez años: han sido los gobiernos que
lograron instrumentar el más serio avance en la recomposición de las
instituciones del Estado que habían colapsado en el 2001, para que un eventual
(más que seguro) nuevo estallido popular no los encuentre desprevenidos. En
función de ello, en 2007 votaron la llamada ley "antiterrorista"
destinada a castigar la protesta obrera y popular y que acaban de profundizar,
y desdoblaron el Ministerio de Defensa con la creación del de Seguridad, para
darle lugar a la Gendarmería y la Prefectura en las tareas de "seguridad
interior"... es decir, en las tareas de represión interna. Todos sabemos
de qué se trata todo esto, con su presencia en toda la zona sur de Buenos
Aires, y con el papel que han jugado en todos estos años en todas las protestas
obreras, desde Corrientes hasta Santa Cruz.
Los delegados
obreros y otros luchadores populares vienen siendo procesados bajo los términos
de la ley antiterrorista. Y la Presidenta se da el lujo de burlarse de las
denuncias de enfermedades laborales y de equiparar las huelgas, con
"chantajes extorsivos"... En realidad es
muy lógico que diga todo esto, dado que un 54% de los votos la han avalado para
hacerlo: en primer lugar el 14 de agosto y, luego, el 23 de octubre.
Nadie puede
llamarse a engaño, ni mucho menos mostrarse sorprendido, o hablar de un más
supuesto que real "doble discurso" del Gobierno. Este gobierno, con
los ocho años precedentes, ha tenido el mérito de hablar muy claro: expresó que
había que realizar los juicios a los genocidas, porque era necesario "dar
vuelta la página" de ese capítulo de la historia argentina; en
consecuencia, hizo silencio sobre la desaparición de Julio López que lleva
años; se comprometió con el Vaticano a que bajo su administración no se
legalizaría el derecho al aborto; reorientó la carátula de la causa Amia, para
ponerla al servicio de la política guerrerista de EE.UU., que requería una
"excusa" para justificar su ataque contra Irán; suprimió la figura
penal de "delito económico" que permitió el salvataje a los bancos
subsidiándolos para el miserable reconocimiento del dólar a $1,40; no se cansó
de reiterar su reclamo por la ley de tierras, que legitima la entrega de un
tercio del país a empresas extranjeras depredadoras; hizo punta, detrás de
Brasil, en la creación de la fuerza invasora de Haití, para cubrirle la espalda
en el continente a las necesidades militares del imperialismo yanqui; impulsó
la ley de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para conseguir mediante
una ley lo que la clase dominante no podía conseguir con militancia genuina
entre la gente...
Fue un éxito
para los capitalistas: en primer lugar, porque un 54% de los votantes lo
avalaron en las urnas. Todo esto no estaba oculto: estaba ante los ojos de
quien quisiera verlo, desde mucho antes de las elecciones. Lo dijeron, lo
reiteraron, lo denunciaron durante años diversos organismos de derechos
humanos, barriales, indígenas, populares y políticos... Y, sobre todo, como
bien dijo la Presidenta el 10 de diciembre, hay que recordar su discurso del 1
de marzo de este año: todos estos temas estaban contenidos en aquel discurso
(que difundimos ampliamente, y que fue tema de nuestra reunión abierta
mensual de ese mes).
El que no
quiere oír, no oye. Y la realidad es que la abrumadora mayoría de los
explotados no han querido oír... pero la abrumadora mayoría de los explotadores
sí la oyeron; ¿cómo se
explica, si no, la escasa votación de las otras variantes burguesas que
pregonaban abiertamente sus objetivos de ajuste y represión?
Hoy, más que
nunca, a diez años del 19-20 de diciembre, tenemos que preguntarnos qué nos
faltó; y tenemos que impedir que nos arranquen de la memoria los logros que
tuvimos.
En síntesis, para la Liga Socialista Revolucionaria, recordar que para "que se vayan
todos", hay que echarlos; y que el camino para lograrlo comenzó a
gestarse hace diez años, con la irrupción de las asambleas populares, que
deberían desarrollarse como una construcción consciente de poder, para echar a
los asaltantes capitalistas y reemplazarlos por un poder opuesto: el de los
explotados y oprimidos, que abran paso a la construcción de una nueva sociedad,
abierta, solidaria, igualitaria y fraterna.
Por eso
marchamos este 20 de diciembre:
NO A LA LEY ANTITERRORISTA
DESPROCESAMIENTO DE RUBEN SOBRERO,
ROBERTO MARTINO Y MAS DE 5.000
DELEGADOS Y LUCHADORES POPULARES
LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLITICOS
5 AÑOS DESAPARECIDO: JULIO LÓPEZ ¿DÓNDE
ESTÁ?
Contra la impunidad del Estado genocida
de los explotadores, sus gobiernos y los burócratas a su servicio:
ORGANIZACION Y LUCHA
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