1994 - MASACRE DE LA AMIA - 2012 
18 AÑOS DE IMPUNIDAD

El 18 de julio de 1994, se les arrebató la vida a 85 personas y se les desbarató la vida a cientos de familias y a toda la sociedad. Un atentado inexplicado y aberrante, sólo entendible desde las disputas de poder que utilizan la vida de los trabajadores como carne de cañón para dirimir sus intereses.
Oscuras siguen siendo las causas que motivaron tan descomunal atentado. Sí puede intuirse que la sede de AMIA fue el escenario elegido para un primer ensayo orquestado por el imperialismo yanqui, antes de lanzarse al asalto del mundo (de las riquezas del mundo) sobre la base de elaborar la teórica existencia de un “eje del mal”, encarnado en los estados de Irán, Irak y Corea del Norte. La Argentina fue el escenario utilizado para ensayar la obra, que luego prosiguió con la voladura de las Torres de Oklahoma en Estados Unidos, y culminó con el “estreno” de las Torres Gemelas en Nueva York.
Pasaron 18 años, la causa está empantanada, con amenazas de prescripción, y no hay un solo preso o condenado por esta masacre.
Masacre de tal magnitud que de ningún modo pudo consumarse –sea quien sea que la haya ejecutado– sin contar, como mínimo, con el “visto bueno” o el “dejar hacer” o la colaboración activa de los servicios de Inteligencia locales. Por ejemplo, si recientemente se le trabó el ingreso –como corresponde– a una “valija diplomática” estadounidense, que ocultaba armas y productos químicos no declarados… ¿alguien puede pensar que es tan fácil que un “fanático musulmán” entre a un país sin conocer siquiera su idioma, monte un atentado con explosivos mediante una Traffic y haga volar una sede judía en un barrio populoso de la Capital sin contar con el apoyo, abierto o solapado de los servicios de Inteligencia locales, dependientes del Estado nacional?
De los 18 años de impunidad, la mitad le corresponde a los gobiernos de los Kirchner, que lejos de acabar con la “vergüenza nacional” tal como se comprometieron, la profundizaron.
El atentado a la AMIA fue una de las “pruebas de actos terroristas” (así no haya elementos que lo demuestren) que Estados Unidos utilizó desde el 2001 para lograr la condena internacional contra Irán como “Estado terrorista”, para justificar su política invasiva de coloniaje en todo el Medio Oriente, con el objetivo de avanzar sobre la economía china, su gran competidor en la economía internacional.
A eso colaboró el gobierno argentino desde la asunción de Néstor Kirchner, obedeciendo las directivas de los jefes de los servicios de Inteligencia estadounidenses e israelíes para desviar la investigación y orientarla hacia el “terrorismo internacional”.
Para ello, debieron exculpar al propio Estado argentino del mayor acto de terrorismo de Estado –junto con la voladura de Río Tercero un año después– cometido bajo un régimen constitucional, a pesar de haber reconocido mediante el Decreto 812/05 su rol de encubridor agravado.
Toda la política de la era Kirchner demuestra esta estrategia al servicio de la política exterior norteamericana. Por ejemplo, la absolución en 2004 de los únicos procesados en la investigación de la “conexión local”; el cambio de carátula de la causa en ese mismo año hacia la “conexión internacional”, ya utilizada por el juez Galeano durante la gestión de Menem; las felicitaciones, debido a esto, al gobierno argentino por parte del Congreso Judío Mundial por la “lucha contra el terrorismo”; el viaje a Estados Unidos de Cristina Fernández para comprometerse ante esa misma entidad a endurecer la postura de la Argentina contra Irán; la solicitud a Interpol de la captura de cinco altos funcionarios iraníes sospechados de idear y ejecutar el atentado; las habituales denuncias de la Argentina contra Irán en Naciones Unidas; la profundización de “relaciones carnales” con el Estado de Israel a través de acuerdos tecnológico-militares; la designación de Héctor Timmerman (miembro del Congreso Judío Mundial) como canciller; el rechazo del Gobierno a su otrora socio Luis D’Elía por solidarizarse con Irán; la sanción de la “ley antiterrorista” en los términos dictados por Estados Unidos; la asistencia al 16° acto oficial del ex juez Baltasar Garzón, que se encargó de igualar el atentado a la AMIA con el de Atocha en Madrid y las Torres Gemelas en Estados Unidos, para fortalecer la hipótesis del “terrorismo internacional”.
Ahora, cuanto más se aproxima un ataque militar de Estados Unidos a Irán, mediante la intervención en Siria, más se aleja en la Argentina la posibilidad de echar luz en la causa AMIA y condenar al propio Estado nacional por su papel en este crimen de lesa humanidad.
Hoy mismo, 18 de julio, el gobierno nacional ni siquiera se ha preocupado de inventar algún nuevo argumento para seguir encubriendo su política de impunidad; la Presidenta, incluso, se borró.
Por su lado, las dirigencias de DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), siempre comprometidas con el poder capitalista dominante, acompañan esta política callando y organizando actos de homenaje humillantes.
En todos estos años, una voz se alzó en abierto desafío a tanto poder y tanto atropello: la de Laura Ginsberg, cuyo esposo falleció en el atentado. Ella fue capaz de sostener, casi en solitario, la denuncia de las razones de fondo del atentado, de la impunidad imperante, de la implicancia de las instituciones nacionales, a la vez que el llamado a la lucha para comprender la causa AMIA como parte de una política de Estado de impunidad y represión al servicio de los grandes intereses de los imperialismos que mandan en el país.
Hacemos nuestras sus palabras: “Sólo podrá haber justicia cuando la sociedad cobre conciencia de que aquí hubo un acto de terrorismo de Estado que se cometió diez años atrás” (8 de septiembre de 2004)
A 18 años del atentado a la AMIA
A 17 años de la voladura de Río Tercero
A 10 años de los asesinatos de Kosteki y Santillán
A más de 7 años de la masacre de Cromañón
A casi 6 años de la desaparición de Julio López
A 5 meses del crimen capitalista en Once
Basta de colocar la causa AMIA al servicio del guerrerismo de Estados Unidos e Israel.
Si semejante crimen de terrorismo de Estado, de trascendencia internacional, puede quedar en la nada, sólo queda una explicación:
EL ESTADO ARGENTINO ES EL RESPONSABLE DE LA MASACRE
¡QUE ABRAN LOS ARCHIVOS SECRETOS!
PARA QUE HAYA MEMORIA, VERDAD 
Y JUSTICIA: ORGANIZACIÓN Y LUCHA

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