ANTE LAS ELECCIONES DEL 14 de ABRIL
en VENEZUELA

Compañeras y compañeros: Estamos a las puertas de la elección presidencial en Venezuela, a 40 días de la muerte de Hugo Chávez Frías, quien ha gobernado el país desde 1999. La elección del domingo 14 de abril de 2013, sintetizada en la disputa Maduro-Capriles, es presentada ante el pueblo venezolano, ante las organizaciones de vanguardia y ante el mundo todo, como una suerte de plebiscito donde se define si Venezuela quiere continuar con el rumbo expresado por la “revolución bolivariana”, o si quiere dar marcha atrás y volver a las políticas llamadas "neoliberales" de la década de 1990, con sus privatizaciones, su desempleo masivo y su “libre mercado”.
Se intenta así poner a los explotados ante una suerte de “blanco o negro” que supuestamente definiría su destino de acuerdo con los resultados arrojados desde las urnas.
Pero, ¿es realmente en las urnas donde se define el destino de los explotados venezolanos?

DE DÓNDE VENIMOS
La llegada al gobierno de Hugo Chávez Frías fue parte del proceso con el que todos los pueblos de la América del Sur fueron expresando su rechazo al oscurantismo entreguista de la nefasta década de 1990. En el caso de Venezuela, este proceso tiene un hito en los heroicos levantamientos del llamado “caracazo” de 1989, luego derrotado, al igual que casi todos los intentos de resistencia en los demás países de la región.
El triunfo de Chávez en las urnas en 1998 marca el inicio de un cambio de ánimo en las masas populares, así como luego lo demostrarían Brasil, la Argentina, Ecuador, Bolivia, Paraguay...
En abril de 2002, el imperialismo yanqui intentó aplastar este proceso mediante un golpe al estilo de los perpetrados en la década de 1970, y recibió una contundente paliza por parte del pueblo venezolano, que le hizo morder, por primera vez, el polvo de la derrota, y volvió a colocar a su presidente Chávez en el Palacio de Miraflores.
A partir de allí, se fue radicalizando el discurso de Chávez, en el sentido del rumbo hacia lo que él denominó “socialismo del siglo XXI”, con su reivindicación de Trotsky y el camino de la “revolución permanente”, a la que entendía como un proceso continental de liberación antimperialista, para todos los pueblos de la América latina. En función de ello, tuvo un papel activo en el rechazo al Alca en Mar del Plata 2005, conformó el Alba en 2004 para estrechar el intercambio comercial e intelectual con Cuba, acuerdo que luego se extendería a varios países de la región, nacionalizó empresas, reflotó la participación latinoamericana en la OPEP, entre otras medidas sociales, como la educación pública masiva y la instrucción militar para un millón de venezolanos, a los que se agruparía en las “milicias bolivarianas”, aunque sin otorgarles el control autónomo de las armas, que siguen bajo la estricta vigilancia del Ejército convencional.

URNAS y LUCHA DE CLASES
La Liga Socialista Revolucionaria (LSR) está convencida de que el destino de los pueblos explotados no depende de una urna, sino de su capacidad de movilización y organización contra el poder de los explotadores.
No desmerecemos ni en un milímetro el valor de los resultados que las urnas ejercen sobre las cabezas de la población trabajadora, en cualquier país del mundo con un régimen político democrático burgués. Pero denunciamos que esos mecanismos no son, ni de lejos, la expresión de una verdadera democracia: son, en todo caso, la manera en que los distintos sectores de la burguesía se disputan el manejo de porciones de la riqueza y la plusvalía producida por los trabajadores en un determinado país, en un momento dado. Algunos podrán ser más beneficiosos para los trabajadores, y otros serán más nefastos, pero para nada indicarán un camino real de independencia de clase y superación del régimen de explotación capitalista, del cual son su expresión institucional dentro del régimen político de la democracia burguesa.
En este marco, Capriles representa los intereses más abiertamente enemigos de la clase trabajadora, es el emblema de la vuelta atrás, de la mayor entrega del menor atisbo de sobernía y de defensa de las riquezas nacionales para entregarlas a los tradicionales amos de la región: los imperialismos estadounidense y europeos, con el consecuente recorte de todas las conquistas obreras. En síntesis, expresa todo aquello a lo que queremos combatir.
En confronte, Maduro aparece como el legítimo sucesor del ideario chavista bolivariano, encarnación del proyecto “socialismo del siglo XXI”, y que ha sido multitudinariamente apoyado en las calles de Caracas y otras ciudades en los últimos días.
Pero el propio Chávez ha dicho que aun su interpretación del “socialismo” no es una meta alcanzada, sino un proyecto en construcción, por el que habrá que seguir luchando.
Desde ese punto de vista, consideramos que incluso para realizar las proclamadas aspiraciones de liberación nacional proclamadas por Chávez, es imprescindible transitar un camino revolucionario. Es decir, el camino de la organización popular independiente del Estado (de cualquier Estado), para hacer crecer los organismos capaces no sólo de enfrenar sino también de derrotar a las clases poseedoras que hoy detentan el poder, para reemplazarlas por un poder de nuevo tipo: el de las amplias mayorías de explotados y oprimidos.
La LSR apuesta a que el pueblo explotado y oprimido de Venezuela, y todos aquellos que luchan por una democracia real, sin desigualdades ni discriminaciones, profundicen un camino de autoorganización para la lucha antimperialista y anticapitalista, y por el socialismo, gobierne quien gobierne.
Un eventual 51% en favor de uno u otro no legitima el fin, ni asegura el comienzo, de nuestros intereses. La lucha real está en las calles y en lo que seamos capaces de construir en el duro y difícil, pero posible, camino hacia nuestra definitiva liberación de las cadenas del sistema capitalista.
El pueblo venezolano sabrá qué hacer el domingo en las urnas; no somos quienes para decirle qué hacer, a miles de kilómetros de distancia y desde nuestra modesta organización. Lo que sí queremos, es hacerles llegar nuestra convicción de la necesidad de seguir transitando el camino de la pelea por una sociedad sin explotadores ni explotados en su país, que ponga proa hacia una América latina libre de toda cadena, para lo cual necesariamente deberemos enfrentar los intereses de las burguesías locales de cada uno de nuestros países, superando las fronteras artificiales con las que dividen nuestras fuerzas.
¡VIVA LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA
LATINOAMERICANA!
¡VIVA LA LUCHA POR EL SOCIALISMO!
¡REVOLUCION SOCIALISTA
o MAS BARBARIE CAPITALISTA!

Liga Socialista Revolucionaria

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