El GENOCIDIO del Estado de Israel
sobre el pueblo de Gaza
es una VERGÜENZA ARGENTINA
POR LILIANA
RUBIALES - 5 de agosto de 2014 (*)
* Nobleza obliga:
el título de esta nota lo “copié” del utilizado para un volante del MAS en 1987
(no recuerdo a efectos de qué), redactado por el compañero Aníbal Tesoro, que
firmaba bajo el seudónimo de Hernán Félix Cuello, que decía “PINOCHET ES UNA
VERGÜENZA ARGENTINA”. Vaya mi homenaje, mi recuerdo y mi respeto a su militancia,
valiéndome de este título en su memoria.
El último 31 de
julio la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK),
dijo:
“Miren lo que está pasando también en
Gaza. No puedo dejar tampoco de referirme a esa cosa que me impacta y nos
impacta a todos tan fuertemente. Nosotros tenemos allí en la Franja a un
sacerdote… hoy tomamos contacto con la gente allá y vamos a ver si podemos
hacerle llegar alimentos y demás; está en un sótano en la Franja de Gaza.
En realidad, el mundo que vivimos es
un mundo complejo, difícil, pero por sobre todas las cosas, profundamente
injusto y profundamente violento. No solamente violento en la violencia de la
guerra. Esto que nos toca vivir a los argentinos, también es violencia. Porque
los misiles, cuando son de la guerra, cuestan vidas de niños, de mujeres, y
cuando los misiles son financieros, como nos mandaron los misilazos del 2001,
también costaron vidas en la Argentina, costaron sueños, costaron ilusiones,
costaron muchas cosas.”
Como podemos ver,
por fuera de su preocupación por el cura argentino y de anunciar (vaya uno a
saber si será de concretar) una ayuda alimentaria (¡claro! con la misma
“sensibilidad” con la que se alineó tras Brasil para la MINUSTAH en Haití,
¿no?), a la presidenta de los Derechos Humanos no le merece el menor repudio el
accionar del Estado de Israel: ni siquiera en el plano diplomático. Lejos está
de cualquier actitud similar a la que asumieron varios gobiernos
latinoamericanos, como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Perú, Chile y Brasil, que
rompieron relaciones diplomáticas con Israel, retirando a sus embajadores.
El 31 de julio,
Evo Morales declaró a Israel como “Estado terrorista” y suspendió las visas
para los inmigrantes provenientes de ese país.
Personalmente,
tampoco acuerdo con esa definición. La definición de Estado terrorista es
integrar a nuestra conciencia la fraseología del enemigo, que permanentemente
intenta desdibujar las fronteras de clase.
Me explico: el
mayor terrorista del planeta es Estados Unidos y, en el mundo, su principal
alfil es el artificial Estado de Israel. Pero ¿qué significan todas estas
palabras grandilocuentes? Significan, nada más y nada menos, que Estados Unidos
es el país que concentra el poder de la clase explotadora, dueña de los
principales medios de producción y de cambio del planeta. Este poderío lo
logra, a la vez, por ser el dueño del mayor poderío militar del mundo, con el
que le impone sus condiciones a todos los países. Es el gran deudor del mundo,
es el gran explotador del mundo, que hoy (desde el año 2000) se escandaliza
ante el hecho irrefutable de que China logró más de 30 años de crecimento
económico, contra la debacle del mundo occidental y, dicho sea de paso, siendo
el gran tenedor de la deuda estadounidense.
Por eso, también,
en la Argentina la oposición burguesa se escandaliza ante la política de CFK.
Por dos razones: por sus acuerdos económicos con China (antes que con Estados
Unidos y/o Europa) y porque su base social de sustentación son los más pobres
de los pobres.
¿El Estado de Israel “protege”
a los judíos?
a los judíos?
En agosto de
2006, realizamos un debate entre Jorge Guidobono, Laura Ginsberg y Luis Zamora,
acerca de la entonces guerra de Israel contra el sur del Líbano. Ante la
pregunta de un presente, Laura dijo:
“Puedo decir, desde la ignorancia, lo que puedo
observar y lo que dejan traducir los diarios: que Hezbollah ha sido
parte de la resistencia en esta avanzada de Israel sobre el Líbano.
Lo que sí puedo decir de este partido al que se le adjudican tantas
capacidades, por lo menos, en el tema Amia que a mí me concierne, no se
ha reconocido como responsable de nada. Tampoco sé qué cantidad de
miles podrán ser hoy pero, en todo caso 12 años atrás, no tenían posibilidad –salvo que mediara un
acuerdo con el Estado argentino para garantizar impunidad– de
tener un brazo tan extremadamente largo como para cometer una
acción terrorista en Buenos Aires.
Y lo
menciono porque esta historia –que también circuló por acá recién– de
que “el Estado de Israel protege a los judíos en el mundo, al Estado
de Israel hay que cuidarlo y defenderlo”; o “hay que hacer la
diferenciación entre el Estado de Israel y el pueblo israelí”…
También se comentó que hay un problema de prejuicios. Yo les puedo
comentar que en la experiencia que
nos ha tocado vivir, no sólo el Estado de Israel no nos protegió,
sino que acompañó y encubrió al acto criminal del Estado argentino.
No hay sólo un problema de prejuicios al identificar al pueblo judío
con el Estado de Israel, sino que en la Argentina fueron la propia
dirección judía y la Embajada de Israel quienes dijeron que la
voladura de la Amia era “un problema de los judíos”. Y eso, en buena medida, aisló la causa
Amia de los demás reclamos de justicia y de todas las causas
nacionales que, al día de hoy, continúan impunes en la Argentina.”
Que quede claro,
entonces, que nuestra discusión nada tiene que ver con cuestiones religiosas.
Que cada uno crea en lo que quiera, o en nada..., excepto en sí mismo.
Pero para nada es
casual que el gobierno argentino tenga esta posición (o “no posición”), si ante
la causa Amia no sólo ha jugado el papel de “encubrimiento e impunidad”, sino
que dejó de lado (al igual que la mayoría de las organizaciones) el papel del Estado
argentino como RESPONSABLE DE LA MASACRE.
El fracaso de la política
de los dos Estados
En 2002, de la
mano de George W. Bush, se lanzó la política llamada “hoja de ruta” que
propiciaba la creación de dos Estados para terminar con el conflicto
israelí-palestino que, coyunturalmente, “molesta” para los objetivos militares
con miras de avanzar sobre China que tienen los Estados Unidos. Además de lo
mucho que podríamos decir sobre esa propuesta y sus causas, estamos ante la
constatación concreta de su completo fracaso. A partir de la creación del
Estado Palestino reconocido por la ONU como Estado observador (con voz, pero
sin voto), el “conflicto”, lejos de apaciguarse, recrudeció con esta nueva
masacre de Israel sobre el pueblo de Gaza.
En esta nueva
ofensiva, ya son más de 1.800 los civiles palestinos masacrados (en particular,
niños), contra cerca de 70 israelíes muertos. También se difunde que hay unos
270.000 palestinos desplazados (es decir, 270.000 parias en su propia tierra).
Y, además, Israel no ocultó su objetivo de dirigir sus misiles sobre hospitales
y escuelas, con el “argumento” de que ellos eran la cobertura de los grupos
“terroristas”. ¿Alguno de ustedes puede imaginar misiles destruyendo el
Hospital Garraham, o el Fernández, o el instituto Bernasconi???, ¿cuántos de
sus hijos morirían allí?????: eso es lo que estamos viendo por la tele...
¿Qué podemos hacer aquí?
Menos quedarnos
de brazos cruzados: TODO lo que se nos
ocurra. No se trata sólo de salir a la calle cuando hay una marcha, cosa
que está muy bien y tenemos que hacerlo. Se trata de afrontar la discusión,
darla a los compañeros, familiares, amigos y vecinos, bajo la forma que sea
(charlas, volantes, cartelitos hechos a mano, adhesivos, etc.). Hay que
multiplicar la difusión, contrarrestar los argumentos de los agresores,
desnudar sus indignas mentiras. Y, sobre todo, sembrar conciencia de que esto
no se resuelve entre religiones, ni entre viejos y absurdos litigios acerca de
tierras prometidas no se sabe por quién que pueda arrogarse ser el dueño y
señor de las tierras que nos han parido a todos por igual, como sus hijos
naturales que somos...
Lo que nos
enfrenta en guerras incomprensibles, en masacres repudiables, se llama sistema
de explotación, se llama sociedad de clases, se llama explotación del hombre
por el hombre, en cuyo nombre se cometen los peores crímenes de la humanidad
(como lo demuestra el actual 69 aniversario de la masacre de Hiroshima y
Nagasaki, donde se exterminó a unas 400.000 personas, en forma hasta
absolutamente innecesaria desde el propio punto de vista de la guerra
convencional: fue un mensaje del imperialismo estadounidense al mundo, “No se
metan con nosotros, porque les va a ir muy, muy mal”).
Esa sociedad la
hemos creado los hombres. Somos los hombres, entonces, los que tenemos en
nuestras manos la posibilidad de terminar con esta barbarie, de enterrar el
poder de quienes hoy lo tienen, y construir una sociedad sin cadenas, sin fronteras, libre, fraterna y solidaria:
una sociedad socialista.
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