MAYO 1968
La vigencia de sus lecciones
El año comenzó con la ofensiva del Vietcong en enero, tomando ciudades y hasta la embajada yanqui en Saigón. Pero el hecho más importante de un año pletórico de grandes luchas y movilizaciones revolucionarias fue el llamado “Mayo Francés”. En él los estudiantes universitarios fueron el acicate que ayudó a poner en pie al gigantesco proletariado francés después de un prolongado retroceso bajo la conducción del Partido Comunista, su CGT, sus matones y sus “fuerzas de orden”.
Las luchas estudiantiles conmovieron las calles en mayo y los estudiantes se lanzaron a rodear con sus manifestaciones a la legendaria fábrica de Renault, la fábrica testigo de la clase obrera, aquella cuyo comportamiento incidía fuertemente en el accionar del conjunto de la clase.
La poderosa chispa estudiantil encontró terreno fértil en la clase obrera y, a pesar del fuerte boicot del stalinismo, en pocos días una avalancha de ocupaciones de fábricas, empresas, bancos, teatros y todo tipo de establecimientos, sacudió a Francia. Mientras la burguesía no atinaba a dar respuesta el movimiento de masas iba derramándose como lava por toda Francia.
Por primera vez en el siglo se daba una convergencia de esa magnitud entre obreros y estudiantes.
El 29 de mayo de 1968 nadie en Francia encuentra a De Gaulle durante varias horas. Diez millones de trabajadores en huelga han tomado todas las fábricas y miles de estudiantes organizan mitines anticapitalistas y barricadas de enfrentamiento con la policía. Consciente de lo inmanejable que se ha vuelto la situación, De Gaulle reaparece para anunciar elecciones el próximo 23 de junio. Eso sí, antes ha pasado revista a sus tropas en Alemania por si hiciera falta una represión en gran escala: por eso había desaparecido.
Todo se ha desarrollado vertiginosa e inesperadamente: el movimiento espontáneo de los estudiantes nacido en las aulas francesas, fue propagándose y organizándose en las calles. Desde Nanterre a La Sorbona y del Barrio Latino a toda Francia. Con diarias movilizaciones de decenas de miles de estudiantes, con barricadas que “cierran las calles pero abren el camino”, comienzan a rebelarse ante todo signo de autoridad educativa para seguir inmediatamente con cualquier autoridad y valor establecido que se les pusiera en frente.
Se animan a imaginar un mundo mejor y actúan en consecuencia: se rebelan e intentan barrer con todo lo establecido, convirtiendo a París en una “fiesta” de libertad donde todo se cuestiona y se pone en juego, donde se debate política revolucionaria y cultura; donde se rompen todos los prejuicios, los tabúes sexuales y los adoquines de las calles para procurar municiones. Los punzantes e imaginativos graffitis inundan las paredes manifestando el repudio a todos los valores de la podrida y anacrónica sociedad burguesa.
El crecimiento sin precedentes de la posguerra, que durante dos décadas generó acelerados cambios económicos y sociales (entre ellos el nacimiento de enormes ejércitos de estudiantes) entró en cortocircuito con la cultura y valores vigentes y llevó a los mismos estudiantes que debían servir de base al desarrollo capitalista, a ser sus más firmes cuestionadores. Los mismos batallones surgidos en la década de los sesenta(*) para dirigir desde los estratos medios al mundo burgués se rebelan en su contra, y rechazan todos los valores e instituciones que lo sustentan con gran decisión y coraje. Han puesto en jaque a toda la sociedad que ellos debieran ayudar a reproducir, se enfrentan a la policía y convocan a los obreros y a toda la sociedad a que imiten su empresa.
El camino abierto por las barricadas va a ser recorrido por la clase obrera y sacudirá al mundo
“La noche de las barricadas” marcará una inesperada dimensión del conflicto abierto por los estudiantes: la brutal represión en el Barrio Latino muestra el verdadero rostro del gobierno gaullista y genera la espontánea reacción de los trabajadores, que primero acudirán masivamente a una manifestación en repudio a la salvaje represión y luego irán tomando una a una todas las fábricas declarando la huelga por tiempo indeterminado, desbordando en el inicio, a la poderosa burocracia stalinista y poniendo en jaque a una burguesía que se agazapa temerosa, sin terminar de comprender qué ha pasado.
La chispa del conflicto estudiantil se posó sobre varios barriles de dinamita que demostraron no estar precisamente húmedos.
La toma de la fábrica de Renault-Billancourt en pleno París con 23.000 operarios y referente de todo el movimiento obrero del país desborda a los burócratas stalinistas (que contaban con más de 3.000 militantes en el sector) y convierte la huelga en una mancha de aceite que llegará a contar con 10 millones de trabajadores mandando en las fábricas y cuestionando el poder en el país.
La huelga obrera conmueve al mundo por su colosal demostración de poder. Todo ha sido paralizado: la producción, el transporte, los servicios públicos y la respiración de la burguesía mundial. El mundo mira a Francia: la huelga obrera más grande desde hace varias décadas refuta de manera contundente a los ideólogos de la muerte de la clase obrera como sujeto de la revolución, y crea durante varios días un doble poder en uno de los países capitalistas centrales.
De Gaulle se preparó para resolver esta dualidad y fue a arengar a las tropas francesas acuarteladas en Alemania, las menos “contaminadas” por el fervor revolucionario. Y contraatacó políticamente aprovechando que el Partido Comunista (PC) lograba mantener encorsetado al gigantesco movimiento y buscaba llevarlo hacia la negociación salarial y las elecciones.
Una huelga general como la francesa o avanzaba hacia la insurrección, o dejaba la iniciativa en manos del enemigo. O encaraba el ataque al estado burgués y su poder, así fuera llevando la dualidad de poder social y política también al terreno militar –organizando a un sector de los soldados y a parte de la suboficialidad y la más baja oficialidad junto a los huelguistas–, o era inevitable que empezara a retroceder y que se iniciara el contraataque burgués.
La llave maestra en lo político para este operativo imperialista fue el PC: logró mantener en lo fundamental el control de la clase obrera, mediante concesiones económicas que la burguesía siempre está dispuesta a dar si siente peligrar su poder.
El PC logró también encaminar ese gran movimiento hacia las elecciones. En ellas no sólo votan los que trabajan y producen sino los rentistas, curas, tenderos y multitud de parásitos sociales que anidan en el complejo entramado social, además de los campesinos que votan a los burgueses, por miedo a que “los comunistas les saquen sus tierras”.
Así triunfó De Gaulle poco después de estar enfrentado por una huelga general con ocupación de establecimientos en toda Francia.
Las lecciones del mayo francés tienen completa vigencia: no sólo por lo irreverente y desmitificador de los valores burgueses, sino también por la potencia que demostró la clase obrera y por la fuerza y habilidad que demostró la burguesía para aprovechar los problemas de los explotados y volver al ataque.
La Francia de hoy, con millones de desocupados y con un 15% de votos al fascista Le Pen, es una de las secuelas del hecho que mayo del ’68, no fuera hasta el final. La otra, es que en los últimos años el movimiento obrero ha vuelto a luchar, se ha debilitado sideralmente el otrora descomunal PC y tienden a afianzarse corrientes revolucionarias entre los explotados y sus sectores más lúcidos.
JULIO HERNANDEZ
La vigencia de sus lecciones
El año comenzó con la ofensiva del Vietcong en enero, tomando ciudades y hasta la embajada yanqui en Saigón. Pero el hecho más importante de un año pletórico de grandes luchas y movilizaciones revolucionarias fue el llamado “Mayo Francés”. En él los estudiantes universitarios fueron el acicate que ayudó a poner en pie al gigantesco proletariado francés después de un prolongado retroceso bajo la conducción del Partido Comunista, su CGT, sus matones y sus “fuerzas de orden”.
Las luchas estudiantiles conmovieron las calles en mayo y los estudiantes se lanzaron a rodear con sus manifestaciones a la legendaria fábrica de Renault, la fábrica testigo de la clase obrera, aquella cuyo comportamiento incidía fuertemente en el accionar del conjunto de la clase.
La poderosa chispa estudiantil encontró terreno fértil en la clase obrera y, a pesar del fuerte boicot del stalinismo, en pocos días una avalancha de ocupaciones de fábricas, empresas, bancos, teatros y todo tipo de establecimientos, sacudió a Francia. Mientras la burguesía no atinaba a dar respuesta el movimiento de masas iba derramándose como lava por toda Francia.
Por primera vez en el siglo se daba una convergencia de esa magnitud entre obreros y estudiantes.
El 29 de mayo de 1968 nadie en Francia encuentra a De Gaulle durante varias horas. Diez millones de trabajadores en huelga han tomado todas las fábricas y miles de estudiantes organizan mitines anticapitalistas y barricadas de enfrentamiento con la policía. Consciente de lo inmanejable que se ha vuelto la situación, De Gaulle reaparece para anunciar elecciones el próximo 23 de junio. Eso sí, antes ha pasado revista a sus tropas en Alemania por si hiciera falta una represión en gran escala: por eso había desaparecido.
Todo se ha desarrollado vertiginosa e inesperadamente: el movimiento espontáneo de los estudiantes nacido en las aulas francesas, fue propagándose y organizándose en las calles. Desde Nanterre a La Sorbona y del Barrio Latino a toda Francia. Con diarias movilizaciones de decenas de miles de estudiantes, con barricadas que “cierran las calles pero abren el camino”, comienzan a rebelarse ante todo signo de autoridad educativa para seguir inmediatamente con cualquier autoridad y valor establecido que se les pusiera en frente.
Se animan a imaginar un mundo mejor y actúan en consecuencia: se rebelan e intentan barrer con todo lo establecido, convirtiendo a París en una “fiesta” de libertad donde todo se cuestiona y se pone en juego, donde se debate política revolucionaria y cultura; donde se rompen todos los prejuicios, los tabúes sexuales y los adoquines de las calles para procurar municiones. Los punzantes e imaginativos graffitis inundan las paredes manifestando el repudio a todos los valores de la podrida y anacrónica sociedad burguesa.
El crecimiento sin precedentes de la posguerra, que durante dos décadas generó acelerados cambios económicos y sociales (entre ellos el nacimiento de enormes ejércitos de estudiantes) entró en cortocircuito con la cultura y valores vigentes y llevó a los mismos estudiantes que debían servir de base al desarrollo capitalista, a ser sus más firmes cuestionadores. Los mismos batallones surgidos en la década de los sesenta(*) para dirigir desde los estratos medios al mundo burgués se rebelan en su contra, y rechazan todos los valores e instituciones que lo sustentan con gran decisión y coraje. Han puesto en jaque a toda la sociedad que ellos debieran ayudar a reproducir, se enfrentan a la policía y convocan a los obreros y a toda la sociedad a que imiten su empresa.
El camino abierto por las barricadas va a ser recorrido por la clase obrera y sacudirá al mundo
“La noche de las barricadas” marcará una inesperada dimensión del conflicto abierto por los estudiantes: la brutal represión en el Barrio Latino muestra el verdadero rostro del gobierno gaullista y genera la espontánea reacción de los trabajadores, que primero acudirán masivamente a una manifestación en repudio a la salvaje represión y luego irán tomando una a una todas las fábricas declarando la huelga por tiempo indeterminado, desbordando en el inicio, a la poderosa burocracia stalinista y poniendo en jaque a una burguesía que se agazapa temerosa, sin terminar de comprender qué ha pasado.
La chispa del conflicto estudiantil se posó sobre varios barriles de dinamita que demostraron no estar precisamente húmedos.
La toma de la fábrica de Renault-Billancourt en pleno París con 23.000 operarios y referente de todo el movimiento obrero del país desborda a los burócratas stalinistas (que contaban con más de 3.000 militantes en el sector) y convierte la huelga en una mancha de aceite que llegará a contar con 10 millones de trabajadores mandando en las fábricas y cuestionando el poder en el país.
La huelga obrera conmueve al mundo por su colosal demostración de poder. Todo ha sido paralizado: la producción, el transporte, los servicios públicos y la respiración de la burguesía mundial. El mundo mira a Francia: la huelga obrera más grande desde hace varias décadas refuta de manera contundente a los ideólogos de la muerte de la clase obrera como sujeto de la revolución, y crea durante varios días un doble poder en uno de los países capitalistas centrales.
De Gaulle se preparó para resolver esta dualidad y fue a arengar a las tropas francesas acuarteladas en Alemania, las menos “contaminadas” por el fervor revolucionario. Y contraatacó políticamente aprovechando que el Partido Comunista (PC) lograba mantener encorsetado al gigantesco movimiento y buscaba llevarlo hacia la negociación salarial y las elecciones.
Una huelga general como la francesa o avanzaba hacia la insurrección, o dejaba la iniciativa en manos del enemigo. O encaraba el ataque al estado burgués y su poder, así fuera llevando la dualidad de poder social y política también al terreno militar –organizando a un sector de los soldados y a parte de la suboficialidad y la más baja oficialidad junto a los huelguistas–, o era inevitable que empezara a retroceder y que se iniciara el contraataque burgués.
La llave maestra en lo político para este operativo imperialista fue el PC: logró mantener en lo fundamental el control de la clase obrera, mediante concesiones económicas que la burguesía siempre está dispuesta a dar si siente peligrar su poder.
El PC logró también encaminar ese gran movimiento hacia las elecciones. En ellas no sólo votan los que trabajan y producen sino los rentistas, curas, tenderos y multitud de parásitos sociales que anidan en el complejo entramado social, además de los campesinos que votan a los burgueses, por miedo a que “los comunistas les saquen sus tierras”.
Así triunfó De Gaulle poco después de estar enfrentado por una huelga general con ocupación de establecimientos en toda Francia.
Las lecciones del mayo francés tienen completa vigencia: no sólo por lo irreverente y desmitificador de los valores burgueses, sino también por la potencia que demostró la clase obrera y por la fuerza y habilidad que demostró la burguesía para aprovechar los problemas de los explotados y volver al ataque.
La Francia de hoy, con millones de desocupados y con un 15% de votos al fascista Le Pen, es una de las secuelas del hecho que mayo del ’68, no fuera hasta el final. La otra, es que en los últimos años el movimiento obrero ha vuelto a luchar, se ha debilitado sideralmente el otrora descomunal PC y tienden a afianzarse corrientes revolucionarias entre los explotados y sus sectores más lúcidos.
JULIO HERNANDEZ
(*) En los ’60 el movimiento estudiantil pasa de ser una ínfima minoría, una elite, a conformar cientos de miles en casi todos los países del mundo (en Francia, pasa de 200.000 en 1960 a 605.000 en 1968).
Fuentes consultadas:
Hobsbawm, Eric, Historia del siglo XX, Ed. Crítica, Barcelona, 1997.
Vidal Villa, José María, Mayo ‘68: la imaginación al poder, Ed. Bruguera, Barcelona, 1978.
CRONOLOGÍA
Marzo 22 Nace en Nanterre el “Movimiento 22 de Marzo”. Su principal dirigente se llama Cohn-Bendit.
Marzo 22 al 28 Se masifican los debates anticapitalistas y las paredes de la facultad comienzan a hablar: “profesores sois viejos, vuestra cultura también”.
Abril 13 Un atentado contra el estudiante alemán Rudy Dutchske, reconocido luchador antimperialista provoca la inmedianta reacción estudiantil: unos 5.000 acuden al repudio convocado por del movimiento 22 de marzo.
Mayo 3 L’Humanité el diario del PC publica un artículo que provoca gran indignación entre los estudiantes de la Sorbona. Entre otras cosas, ataca a Cohn-Bendit llamándolo “judío alemán”. De manera espontánea, ese mismo día por la tarde 50.000 estudiantes gritan “somos todos judíos alemanes” y luego ocupan la Sorbona; el Cuerpo Republicado de Seguridad (CRS - policía antidisturbios) encarcela varios estudiantes para luego apoderarse de la facultad. Primeros enfrentamientos que duran varias horas.
Mayo 6 Marcha convocada por la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF - sindicato estudiantil de izquierda). Sus consignas: “contra la represión policial, la prensa reaccionaria y la universidad burguesa”. 30.000 estudiantes arman las primeras barricadas y cócteles molotov. Se producen fuertes enfrentamientos con un resultado de 800 estudiantes y 350 policías heridos.
Mayo 7 El PC, mediante su colateral Unión de Estudiantes Comunistas (UEC), intenta desviar la lucha con un programa reivindicativo “estudiantil”. La respuesta de los estudiantes revolucionarios no se hace esperar: 60.000 estudiantes participan de “la larga marcha” que recorre 30 kilómetros por todo París. El objetivo: liberar la Sorbona.
Mayo 10 “La noche de las barricadas”. La UNEF intenta hacer una marcha conjunta con las centrales obreras pero éstas se rehúsan. Marchan entonces los universitarios, a los que se les agregan bachilleres, profesores y jóvenes trabajadores llegando a ser unos 50.000 en total. Tras echar a la UEC de la marcha intentan ocupar la Sorbona, que está infestada de policías. Deciden tomar entonces todo el Barrio Latino y enfrentar a la policía. Rápida y espontáneamente organizan entre 30.000 estudiantes unas 20 barricadas en todas las salidas de la Sorbona. Se llevan a cabo numerosas charlas políticas y culturales, se llenan las paredes con grafittis y se aprovisionan con adoquines y cócteles. A las 2.15 se inicia un salvaje ataque policial que es respondido una y otra vez desde las barricadas, pero la furiosa represión se impone.
Mayo 11 La noche de las barricadas conmueve a toda la sociedad. La CGT y la UNEF convocan a una huelga de 24 horas y una marcha para el día 13.
Mayo 13 La huelga general es absoluta. A la marcha acuden 1.000.000 de personas. Se reabre la Sorbona y los estudiantes la ocupan.
Mayo 14 Los obreros de Sud-Aviation en Nantes toman la fábrica y se declaran en huelga por tiempo indeterminado.
Mayo 15 Lo mismo hacen los trabajadores de Renault-Cleon.
Mayo 16 Ahora es el turno de Renault-Billancourt. Pronto serán 10 millones los trabajadores en huelga indefinida.
Mayo 17 Tres mil estudiantes se dirigen a Renault-Billancourt para solidarizarse activamente con los trabajadores y los guardias del PC los “persuaden” de no solidarizarse más allá de la puerta de la fábrica. Será una constante del PC intentar aislar la huelga de los estudiantes más radicalizados.
Mayo 24 La CGT convoca dos marchas en distintos sitios de París exigiendo reivindicaciones. Los estudiantes se niegan a apoyarla y convocan otra en Lyon. Entre otras consignas levantan “por la abolición de la patronal, por el poder de los trabajadores”. Es incendiada la Bolsa de Comercio y se prepara la “segunda noche de las barricadas”, que superará en violencia a la anterior. A pocos kilómetros de París algunos tanques realizan maniobras. En Lyon se produce la primera muerte: un comisario es aplastado por sus propias tanquetas empujadas por los estudiantes. Se prohíbe el reingreso de Cohn-Bendit a Francia.
Mayo 25 Comienzan las negociaciones entre la CGT y el gobierno. La pelea está tratando de ser encauzada hacia donde más le conviene a la burguesía y a la burocracia stalinista: a la mesa de negociaciones y al parlamento.
Mayo 27 La base del movimiento obrero rechaza “los acuerdos de Grenelle” entre De Gaulle y los líderes sindicales. La CGT llama a no ceder a las “provocaciones” que desvíen las negociaciones.
Mayo 28 El gobierno pasa a la ofensiva inundando Francia con los Comités de Defensa de la República, exaltando los valores patrióticos.
Mayo 29 Marcha del PC (300.000 personas) exigiendo la dimisión de De Gaulle y elecciones presidenciales.
Mayo 30 De Gaulle continúa su ofensiva: anuncia elecciones legislativas para el 23 de junio y convoca a sectores de masas a copar las calles. El PC acepta cínicamente el reto electoral y comienza a neutralizar la huelga.
Junio 6 L’Humanité titula “Vuelta victoriosa al trabajo en la unidad”. Si bien todavía hay sectores de trabajadores que no se resignan a abandonar las tomas, el reflujo es evidente.
Junio 10 Un estudiante es asesinado en una marcha de un balazo. Otros cien estudiantes son encarcelados. Dos obreros mueren en enfrentamientos con la policía. La CGT no hace esperar su “vigorosa” protesta: ¡una hora de paro! ¡Nada!
Junio 11 Mil quinientos detenidos luego de feroces enfrentamientos.
Junio 13 Se decreta la disolución de organizaciones revolucionarias, se comienza a detener a cientos de activistas y se prohíben las manifestaciones y mitines.
Junio 23 De Gaulle arrasa en las elecciones.
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