A POCOS DIAS del BICENTENARIO de la DEPENDENCIA
1º DE MAYO
antimperialista, anticapitalista, antiburocrático, socialista e internacionalista
- Por la derrota de los imperialistas y sus guerras - Viva la resistencia popular
- Fuera las tropas argentinas de Haití - Fuera ingleses de Malvinas - Fuera la IV Flota y las bases yanquis de América latina
- Contra el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación
- Separación de la Iglesia y el Estado
- Por el derecho al trabajo, el salario, la libre agremiación, la jornada de ocho horas, las libertades y todas las conquistas obreras
- Por la defensa y el apoyo a todas las luchas y sus delegados independientes del Estado, las patronales y las burocracias
- Libertad a los luchadores populares presos y desprocesamiento de los perseguidos
- No al pago de la deuda pública (interna y externa)
- Aparición con vida de Julio López
- Basta de impunidad del Estado genocida
A 124 AÑOS de la heroica lucha en Chicago; a 120 años del llamado de la IIª Internacional a una HUELGA GENERAL MUNDIAL en demanda de la jornada de ocho horas, ante un capitalismo floreciente que aun no avizoraba su pronta crisis, hoy podemos visualizar similitudes y diferencias con aquellos días.
Transcurrido más de un siglo de luchas obreras, con sus triunfos y derrotas, el mundo del trabajo ha sido retrotraido a las más aberrantes condiciones de explotación, propias del siglo XIX.

El régimen capitalista-imperialista está en franca decadencia y ha sumido al mundo en la barbarie, la degradación social y cultural, el oscurantismo religioso, y la máxima expresión de la barbarie: la multiplicación de las guerras. El punto más alto del desarrollo capitalista consiste en su capacidad para destruir a la humanidad y al planeta. Y en el marco de la crisis económica internacional desatada en septiembre del 2008, se acrecientan las disputas de intereses entre los distintos imperialismos y los capitalistas que les son afines en cada país. Con lo cual es imparable la dinámica hacia más guerras, más militarismo y menos libertades.

El mayor esfuerzo y el mayor presupuesto de Estados Unidos están dedicados a lanzar guerras de saqueo y coloniaje, desde Irak y Medio Oriente hasta Asia; desde Africa hasta Colombia y la reinstalación de la IV Flota en el Mar Caribe. Y esta dinámica imperialista se traslada automáticamente a todo el planeta. Aun los países que no estén hoy comprendidos en una guerra convencional han reaccionado ante la crisis tomando como primera medida la ampliación de sus presupuestos de Defensa. Esto incluye a América latina, donde hemos visto reaparecer la técnica del golpe de Estado (Honduras) y donde los gobiernos de Kirchner, Bachelet, Tabaré Vázquez, con Lula a la cabeza, aportaron tropas para la ocupación militar de Haití para ayudar al genocida Bush, empantanado entonces en Irak. Hoy, con Mujica y Obama, respectivamente, esto sigue igual.

Las guerras y el militarismo hacen que la democracia burguesa sea crecientemente recortada incluso en los países centrales, con el pretexto que sea: desde supuestos “terroristas” y “narcoterroristas”, hasta la llamada “inseguridad”.

Mientras el capital se mueve por el mundo con toda libertad y a velocidades impensadas un siglo atrás, divide y somete a la fuerza del trabajo levantando muros en los cinco continentes y transformando las fronteras en cárceles para el proletariado.

Es que su guerra de clases es también una guerra xenófoba contra los millones de inmigrantes que viven en los grandes países y para barrer las conquistas que los trabajadores obtuvieron a lo largo de más de un siglo.

Quieren terminar con el llamado “Estado de bienestar”, que no es otra cosa que la jornada de ocho horas, el descanso, la salud, la jubilación, etcétera.

En toda AMÉRICA LATINA, hoy, los capitalistas de la región celebran dos siglos desde el inicio de la independencia de España (y de Portugal, en el caso de Brasil) que les permitió conformarse como burguesías locales. Y si las burguesías de aquellos tiempos nacieron en la región carentes de afán revolucionario –y, donde lo había, lo neutralizaron con ayuda de Inglaterra–, hoy ya son completamente ciegas y sordas a todo intento de ruptura completa, jacobina, con los imperialismos a los cuales se han asociado mediante un entramado de intereses comunes, cada vez más denso que hace 200 o 50 años.

Por más que las contradicciones entre las grandes potencias europeas y estadounidense le abren una posibilidad de juego importante, los gobiernos de América latina nada tienen de nacionales y antimperialistas. Ellos negocian con el imperialismo: no lo expropian ni lo expulsan.

Todos ellos llegaron a la presidencia por contraposición a los gobiernos de ultraderecha que en los ’90 hundieron la región más aún que sus predecesores de la “década perdida” de los ’80, y vendieron a precio vil las riquezas y recursos de la región.

Pero el anhelo popular que los colocó al frente de los gobiernos no puede ser cumplido por ellos. Hoy no es posible repetir los intentos reformistas –fracasados ya entonces– de los nacionalismos burgueses de 1968 a 1973 en Perú, Bolivia, Chile o Panamá. Porque ninguno de los actuales protagonistas tiene intereses antagónicos con los imperialismos, como lo demuestran, entre otras cosas, el respeto a las concesiones otorgadas a la europea Repsol en todo el continente y el envío de tropas a Haití hecho por Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.

La ARGENTINA Y LOS KIRCHNER forman parte de este mundo militarizado por los imperialistas, y con estados cada vez más policíacos. La oposición burguesa es un “mamarracho” incapaz de ofrecer alternativas reales, que no se basen en una represión generalizada. El Parlamento y la Justicia están absolutamente divorciados de los más mínimos reclamos populares. Sigue la impunidad en asesinatos policiales como el de Bulacio, al que se agregó el de Rubén Carballo en noviembre último. Sigue impune la masacre de Cromagnon y el acto de terrorismo de Estado contra la sede de la Amia –cuya causa fue puesta al servicio de la ofensiva estadounidense contra Irán–. Se condena a quienes manifiestan contra el genocidio de palestinos en Gaza, mientras se avala la política genocida del Estado de Israel. Se mantienen las tropas de ocupación en Haití, acrecentadas por la llegda de 10.000 marines ante el terremoto, para defender la “sacrosanta” propiedad privada y no la vida de la gente, para lo cual no hacen falta armas, sino médicos, medicinas, ropas, alimentos y maestros... A la desaparición de Julio López en el 2006, en el marco de los juicios contra los genocidas del pasado, se suma el reciente asesinato de Silvia Suppo; y crece en forma alarmante el exterminio de la juventud pobre por parte del Estado: un joven de entre 15 y 25 años es asesinado cada 28 horas, a manos del llamado “gatillo fácil” o por tortura seguida de muerte en comisarías (informe de Correpi, 30/11/2009).

Las organizaciones tradicionales de la izquierda no constituyen una alternativa relevante y muchas se han integrado de diversas formas al régimen y al propio gobierno. Al mismo tiempo, el Gobierno le da más fortaleza y protagonismo a las dirigencias sindicales y de desocupados que jugaron en contra de la rebelión popular del 19-20 de diciembre del 2001.

Quieren evitar a toda costa que se repita –corregido y aumentado– un proceso como el de 2001-2002, donde las masas fueron capaces de movilizarse espontáneamente, derribar gobiernos y empezar una breve pero rica experiencia de organización asamblearia popular que ha dejado muchas lecciones.

EL PORVENIR DE LOS EXPLOTADOS. La heroicidad de los pueblos agredidos por los imperialismos comandados por Estados Unidos, ha empantanado a las fuerzas imperialistas. Pese al genocidio cotidiano que realizan, los enfrenta una resistencia pertinaz. Los casos más resonantes son los de Irak y Afganistán, así como la resistencia palestina, acicateada en forma constante por la agresión de Israel. Pero tampoco terminan de derrotar a las Farc en Colombia ni han podido desviar a los pueblos de Venezuela y Bolivia de su apoyo a presidentes a quienes identifican como líderes de una resistencia antimperialista.

Y los trabajadores (nativos e inmigrantes) de los países imperialistas, aguijoneados por la brutalidad del ataque capitalista a todas sus conquistas, vienen dando múltiples luchas, siendo el proletariado y el estudiantado griego la avanzada de esa pelea en pleno corazón de Europa.

No obstante la heroicidad de las luchas, no alcanzan por sí solas para ponerle fin a la explotación ni a las catástrofes ambientales que se derivan de ella (por casos, los últimos terremotos en Haití y Chile).

Por ejemplo, en la Argentina, el 1º de Mayo del 2005 estuvo precedido por la fuerte irrupción de luchas en importantes sectores clave de servicios esenciales (Telefónicos, Ferroviarios, Subtes, hospitales públicos y otros), marcando un cambio respecto de los 10-15 años anteriores. Casi todas se dieron contrariando la voluntad entreguista de los jerarcas sindicales; se basaron en un método asambleario, y mostraron el incipiente surgimiento de un activismo anticapitalista y antiburocrático, muy inserto en las bases, que dio lugar, incluso, a la convocatoria a un acto obrero el 1/5/2005 y 2006.

A partir de allí, las luchas de los trabajadores no han cesado. Sin embargo, ese fenómeno no ha madurado hasta el punto de lograr hoy –pese a la multiplicidad de luchas obreras y populares, y por empresa– que la clase trabajadora tenga un papel protagónico en este 1º de Mayo. Entre otras cosas, no es un elemento menor que la mayoría de las organizaciones obreras adoptaron la consigna “Que la crisis la paguen los capitalistas”. Consigna que entraña un objetivo absolutamente imposible de realizar, si no decimos, a la vez, que para que no la paguemos los trabajadores –como obvia y obligadamente hacemos–, hace falta barrer a los capitalistas (internacionales y nacionales) del poder. Hoy, los capitalistas celebran el sobrellevar su crisis con el poder en sus manos, y sin que nadie lo cuestione.

Pero, a diferencia de aquel 1º de Mayo de 1890, que 27 años después alumbró la revolución obrera y socialista en Rusia, muy lejos parece estar hoy la existencia de una organización social y política de masas que pueda orientar la pelea hasta una victoria revolucionaria frente a los capitalistas y sus Estados.
          Pero en ningún lugar está escrito que tal organización surgirá sólo desde la acumulación en el terreno sindical o sólo desde el terreno político. Tampoco que haya un camino evolutivo hacia su conformación, ni que esta posibilidad deba descartarse. Creemos que la experiencia en los hechos vivos de la realidad pueden brindar la posible combinación de ambos procesos y la confluencia entre viejos militantes y jóvenes luchadores. Porque los grandes cambios en la historia, se han dado a saltos... pero siempre apoyados en la anterior experiencia.

Por todo esto, desde la Liga Socialista Revolucionaria apoyamos a todas las incipientes direcciones sindicales antiburocráticas y antipatronales, más allá de cuál sea el grado de maduración actual de sus ideologías. Por otro lado, seguimos intentando una coordinación de quienes reivindicamos, hoy, el socialismo revolucionario, sobre algunos aspectos básicos:

• Sólo la revolución socialista internacional puede poner fin a las guerras.

• Toda derrota parcial que sufra el imperialismo en sus guerras, es un paso adelante para la humanidad toda, por lo que es un deber colaborar a ella desde todos los países.

• El Estado capitalista (sea imperialista o más o menos colonial) debe ser enterrado por la revolución socialista, para que ésta pueda triunfar.

• En América latina, así nazca a escala de un país, la revolución socialista sólo puede concebirse con carácter continental, barriendo las artificiales fronteras heredadas de la supuesta “independencia” burguesa en el sur del continente e impuestas por la acción de Inglaterra y Estados Unidos en Centroamérica.

• Estas revoluciones sólo pueden materializarse como producto de la acción de grandes masas.

• Una revolución socialista triunfante no será tal si el poder burgués no es derrotado en todos los terrenos por el movimiento obrero y de masas, que instaure y construya su propio poder basado en los organismos surgidos al calor de esa pelea.

El impulso de estos objetivos sigue siendo el compromiso de la Liga Socialista Revolucionaria.

Para que la humanidad y el mundo vivan,
el capitalismo y el imperialismo deben morir.
En memoria y homenaje de los Mártires de Chicago y de todos los que dedican su vida a la militancia para que el proletariado adquiera conciencia de clase “para sí” y se disponga a acabar con todas las lacras y desgracias que emanan del sistema de explotación, en defensa de su calidad de individuos únicos, irrepetibles e irremplazables en la historia, viviendo en armonía con la naturaleza, para lo cual es necesario desterrar el poder capitalista de la faz del planeta.
Para Que se Vayan Todos los explotadores y sus múltiples agentes, y los reemplace el poder popular organizado. Para que se vayan: HAY QUE ECHARLOS
¡Viva la lucha internacional de los trabajadores!
Revolución Socialista o más guerras,
militarismo y barbarie capitalista 
PS: Desde el punto de vista de la LSR sobran las razones para que en este 1º de Mayo fuera mutlitudinaria la protesta popular, que inundara las calles del centro para enrostrarle a los dueños del poder nuestro descontento. dentro de esa manifestación multitudinaria, todas y cada una de las corrientes políticas y sociales convocantes podrían manifestar sus diversas opiniones mediante sus pancartas, banderas, volantes y toda otra iniciativa. Lamentablemente, habrá una dispersión de múltiples actividades que se proclaman a sí mismas como "únicas" y "verdaderamente unitarias". Siendo innumerables las luchas obreras (nacionales e internacionales), será imposible visualizar al proletariado como el protagonista innegable del "Día Internacional de los Trabajadores". Esto, por innumerables razones que trascienden este ya excedido espacio. Será necesario, sin dudas, que todos los que luchamos por la causa obrera -es decir, la propia- nos demos la paciencia y los espacios necesarios para compartir las imprescindibles reflexiones al respecto. Trabajemos para poder confluir en común en ese objetivo. Entre tanto, hacia el próximo 1º de Mayo, la LSR hará llegar su saludo fraterno y sus opiniones a diversas corrientes que enfrentan, en su accionar cotidiano, al Estado burgués, solicitando a la vez su saludo. Y realizará una reunión abierta a sus militantes y amigos, en su sede central, a las 16 horas.