GRECIA: El desafío de los trabajadores griegos es el desafío de los trabajadores del mundo
(Por A. Aten, 18 de mayo de 2010)
El estrepitoso estallido de la crisis en Grecia ha hecho, y hace, vibrar al Viejo Mundo amenazando con arrastrar a más de un país del continente. Y el Mercado Común Europeo con la Comunidad Europea como cobertura política, a sólo 10 años de la creación de la zona Euro, está ante el peligro mortal de su derrumbe a causa de la insolvencia fiscal de sus Estados. A pesar de esto Alemania se resigna a la paridad 1 a 1 dólar-euro, para que sean más competitivas sus exportaciones. Al mismo tiempo, al imperialismo estadounidense le es conveniente que el dólar se imponga al Euro para mejor competir y ganar mercados.
Desde Estados Unidos y Alemania se induce el paralelismo de Grecia con la Argentina del 2001 para demostrar que el gobierno socialdemócrata del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), que ha lanzado y votado su 4º megapaquete de medidas de austeridad, “no es solvente y que no puede controlar a los trabajadores” haciendo así aumentar el riesgo país mediante la devaluación de los bonos del tesoro que la banca norteamericana denomina “bonos basura”.
A través de este artilugio bursátil la gran banca, especuladora por naturaleza, presiona hacia abajo al Euro y obliga a los estados de la Eurozona ha constituir el organismo europeo de salvataje, en especial al insolvente estado griego, siguiéndole el español y el portugués. Al mismo tiempo, Alemania condiciona el salvataje a la entrega de las islas del Egeo y a la compra masiva de aviones militares Tornado ya que el estado griego cuenta con un presupuesto de defensa de 6 billones de euros.
El préstamo de un billón de euros, auditado por el Banco Central Europeo y el FMI, deja pequeño al de US$ 700.000 millones ejecutado primero por Bush y luego por Obama, para rescatar al sistema bancario estadounidense cuando estallara la burbuja financiera en septiembre de 2008. La ironía es que ahora son los bancos quienes deben salvar de los estados, a cambio de altas tasas de interés. Negocio redondo.
Para aumentar sus ganancias el capitalismo, en su actual fase de decadencia imperial, recurre a la receta de siempre: destruir fuerzas productivas mediante guerras y el reciclado de los presupuestos militares, y disminuir los costos laborales que ahora denominan “gastos del estado” o deuda fiscal, con flexibilizaciones, privatizaciones, rebajas salariales y recortes en las jubilaciones, que los trabajadores del mundo conocen como ajustes, cuya consecuencia previsible es la desocupación.
Los trabajadores griegos conocen muy bien esto y es su mérito hacer huelga general ante cada anuncio de nuevos paquetes de ajustes: en estos cuatro meses han hecho cinco huelgas generales. Con este mérito y actitud se han ganado el respeto y observación de los proletariados de los países imperialistas europeos.
La reacción de los trabajadores y clases medias de Grecia no es un rayo en cielo sereno. En el 2006 los estudiantes universitarios detuvieron momentáneamente la privatización de las universidades. En el 2007 los estudiantes secundarios y los docentes protagonizaron una huelga general de seis semanas contra el presupuesto educativo del gobierno liberal de la Nueva Democracia. En diciembre de 2008, en medio del alza y organización estudiantil de “la juventud de los 700 euros” y del 23% de desocupación, la policía del gobierno asesina en la plaza Eksargia a un estudiante secundario, desatando una rebelión popular como no se ha visto en Europa desde el Mayo Francés.
El 4 de mayo pasado, ante los ojos del mundo, “Pueblos de Europa, Sublevaos” fue la consigna que se agitaba en las banderas rojas que valerosamente flamearon en la Acrópolis. Es verdad que lo hizo el ultra estalinista Partido Comunista que fogoneó las movilizaciones. Pero es el mismo partido que, para mantenerse fiel al parlamentarismo burgués, el 5 y 6 de mayo se retiró de las calles cuando el inmenso bloque de 200.000 manifestantes quiso entrar dos veces al Parlamento al grito de “ladrones” y “vamos a la huelga general política y permanente”.
Es verdad también que las burocráticas direcciones sindicales de la CGT (trabajadores privados) y la ADEDI (estatales) se ven obligadas a proclamar las huelgas generales pero hay que señalar que estas direcciones fueron expulsadas de los actos previos a la huelga general del 5 de mayo.
También es verdad que la consigna central del PC griego es “Que la crisis la paguen los plutócratas” y que en enero de 2009 se formó el frente anticapitalista Antarsya (basado en organizaciones trotskistas) con la consigna “Que la crisis la paguen los capitalistas” y que este bloque está en la primera fila. Pero hay que reconocer que cuando millones de trabajadores protestan, estas consignas son superadas por la realidad.
Los diversos sectores de la clase trabajadora y la clase media están haciendo una profunda experiencia con los partidos de izquierda empezando por el PC y siguiendo con la socialdemocracia (en los últimos 30 años hubo 18 de gobiernos del Pasok: de 1981 a 1989 con el fundador del partido, en 1974, Andreas Papandreu y de 1993 al 2004 con el socialista neoliberal Costas Simitis).
En cuanto al sindicalismo, fue creado por el PC en 1921 siendo fuerte en todo el siglo XX en la clase obrera industrial y a partir de 1975 la Paske, rama sindical del Pasok, cobró peso en los trabajadores de servicios (docentes, bancarios, transportistas.). Pero la característica central se mantiene: el sindicalismo griego es parte de las burocracias políticas del estalinismo y la socialdemocracia. Primero es el partido y después el sindicato. No obstante, desde los ´80 han surgido sindicatos de empresas y tendencias antiburocráticas en todos los sindicatos.
La Coordinadora del Politécnico, nacida en 1973 con la rebelión contra la dictadura de los coroneles, ha sido emulada en diversas circunstancias. En 2006 la Coordinadora de Asambleas y Tomas desarrolló una organización tal que anuló de hecho a los centros de estudiantes universitarios. Y desde ese momento se ha convertido en referencia para muchas huelgas generales de empresas, siendo la más importante la de los trabajadores de la electricidad durante dos meses en el 2009.
Estas experiencias de organización son la antesala hacia nuevas institucionalidades proletarias y populares, tarea de millones de trabajadores. Y como lo nuevo surge de lo viejo, las experiencias históricas de las diversas Coordinadoras del Politécnico indican que pronto habrá una versión corregida y ampliada, ya que desde la huelga general del 24 de febrero en muchos lugares de trabajo y en barrios de toda Grecia se están haciendo asambleas.
Lo que los proletariados europeos, en especial el francés y el alemán, están observando muy atentamente es la radicalización política que están realizando los trabajadores griegos.
Las hasta ahora autodenominadas organizaciones trotskistas con sus consignas y programas tienen un desafío crucial que es el de empalmar con este profundo proceso de radicalización política y si así no lo hacen pasarán a la historia como meras siglas.
Mientras la discusión y las protestas sindicales se mantengan dentro de los marcos económicos, el capitalismo capeará su crisis, pateándola hacia delante. Las palabras y los hechos los tienen los miles de trabajadores que se están movilizando porque solo los trabajadores pueden y deben ser los protagonistas de su propia emancipación.
La cuestión no es organizativa (no es preciso que nadie le enseñe a los obreros como hacer huelgas, movilizaciones o comisiones) sino que es política: la necesidad de crear organismos de poder revolucionario que puedan enfrentar al poder del estado capitalista griego.
Ese es el desafío que tienen los trabajadores de Grecia y el mundo.

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