1810-2010 BICENTENARIO de la DEPENDENCIA 

Ha­ce 200 años, quie­nes con­for­ma­rían la bur­gue­sía ar­gen­ti­na –los sec­to­res co­mer­cia­les y ga­na­de­ros– da­ban los pri­me­ros pa­sos pa­ra sa­car­se de en­ci­ma el es­tor­bo eco­nó­mi­co y po­lí­ti­co que sig­ni­fi­ca­ba pa­ra sus in­te­re­ses la ra­pi­ña de la co­ro­na es­pa­ño­la. Se ini­cia­ba el ca­mi­no por el cual el Vi­rrei­na­to del Río de la Pla­ta ter­mi­na­ría for­mal­men­te in­de­pen­dien­te (en 1816) de la me­tró­po­li eu­ro­pea. Hoy, 200 años des­pués, la bur­gue­sía lo­cal, ca­ren­te de afán re­vo­lu­cio­na­rio, ce­le­bra su cons­ti­tu­ción co­mo cla­se; es de­cir, sus po­si­bi­li­da­des de apro­pia­ción de una par­te de la ex­plo­ta­ción de las ri­que­zas y del tra­ba­jo hu­ma­no que an­tes iba di­rec­ta­men­te a las ar­cas de la “ma­dre pa­tria”. Ha­ce 200 años, esa bur­gue­sía “in­de­pen­dien­te” na­cía in­trín­se­ca­men­te li­ga­da al im­pe­ria­lis­mo bri­tá­ni­co y al pro­ce­so de in­te­gra­ción ca­pi­ta­lis­ta mun­dial –“vien­do co­mo los to­ros se co­gen a las va­cas”, al de­cir de Sar­mien­to–, tan pa­ra­si­ta­ria que fa­ci­li­tó la dis­gre­ga­ción del vie­jo vi­rrei­na­to en cua­tro paí­ses, y aho­gan­do a las bur­gue­sías del in­te­rior pos­te­rior­men­te.
Na­da de es­to fue pa­ra be­ne­fi­cio de los sec­to­res po­pu­la­res y au­tóc­to­nos de la re­gión. Así lo de­mues­tran la es­cla­vi­za­ción y el ge­no­ci­dio de los pue­blos ori­gi­na­rios pa­ra apro­piar­se de sus tie­rras, des­de la Con­quis­ta del De­sier­to –cí­ni­ca­men­te lla­ma­da “cam­pa­ña”– has­ta la ac­tual mar­gi­na­ción y ase­si­na­to de sus des­cen­dien­tes, co­mo su­ce­dió en Tu­cu­mán ha­ce po­cos días.
Du­ran­te 200 años la bur­gue­sía de lo que hoy es la Ar­gen­ti­na se ha aso­cia­do con los di­ver­sos im­pe­ria­lis­mos –bri­tá­ni­co pri­me­ro, nor­tea­me­ri­ca­no y eu­ro­peos más tar­de– me­dian­te un en­tra­ma­do de in­te­re­ses co­mu­nes ca­da vez más den­so, por más que las con­tra­dic­cio­nes en­tre las gran­des po­ten­cias eu­ro­peas y Es­ta­dos Uni­dos le abran una ma­yor po­si­bi­li­dad de jue­go “in­de­pen­dien­te”. Val­gan co­mo ejem­plos de esa co­mu­ni­dad de in­te­re­ses, más o me­nos cer­ca­nos en el tiem­po, la mul­ti­pli­ca­ción ex­po­nen­cial de la deu­da ex­ter­na y su pa­go; el en­vío de tro­pas de ocu­pa­ción a Hai­tí des­de el 2004 pa­ra co­la­bo­rar con Es­ta­dos Uni­dos, em­pan­ta­na­do mi­li­tar­men­te en Af­ga­nis­tán e Irak; la en­tre­ga de la ex­plo­ta­ción de Lo­ma de la La­ta a Rep­sol has­ta el 2047… Dos­cien­tos años des­pués, to­do de­mues­tra que la bur­gue­sía lo­cal tie­ne po­co de in­de­pen­dien­te y me­nos de “na­cio­nal”, a pe­sar de que va­rios de sus ex­po­nen­tes ha­yan na­ci­do en es­tas tie­rras.
Hoy, en la Ar­gen­ti­na, las bur­gue­sías lo­ca­les y la ma­yo­ría de los go­bier­nos re­gio­na­les fes­te­jan –con bom­bos y pla­ti­llos– jun­to a los je­fes de las vie­jas po­ten­cias co­lo­ni­za­do­ras, el Bi­cen­te­na­rio del ini­cio de la “in­de­pen­den­cia”. In­de­pen­den­cia que sig­ni­fi­có pa­ra ellos ha­ber­se li­bra­do de las ama­rras rea­les que anu­da­ban sus po­si­bi­li­da­des de do­mi­nar y ex­plo­tar más en be­ne­fi­cio pro­pio, a los pue­blos y las ri­que­zas de es­tas tie­rras. In­de­pen­den­cia que les dio la “li­ber­tad” de sol­dar sus in­te­re­ses po­lí­ti­cos y eco­nó­mi­cos con los de los paí­ses cen­tra­les.
Los trabajadores y ex­plo­ta­dos de Amé­ri­ca la­ti­na na­da te­ne­mos que ce­le­brar en es­te Bi­cen­te­na­rio de la De­pen­den­cia, co­mo ha de­ja­do de­mos­tra­do la te­rri­ble si­tua­ción del pue­blo de Hai­tí en oca­sión del te­rre­mo­to, que en lu­gar de re­ci­bir mé­di­cos, maes­tros y ali­men­tos, re­ci­bió 10.000 ma­ri­nes y re­pre­sión ge­ne­ra­li­za­da pa­ra una po­bla­ción de­ses­pe­ra­da.
La in­de­pen­den­cia de los pue­blos de Amé­ri­ca la­ti­na es una ta­rea pen­dien­te, des­de Us­huaia has­ta el Río Gran­de. Só­lo po­drá ser con­ti­nen­tal, su­pe­ran­do la bal­ca­ni­za­ción de la re­gión im­pues­ta por las cla­ses do­mi­nan­tes pa­ra me­jor so­me­ter a los pue­blos, y en una lu­cha a fon­do pa­ra ex­pul­sar a los im­pe­ria­lis­mos, pa­ra lo cual hay que ba­rrer re­vo­lu­cio­na­ria­men­te del po­der tam­bién a sus so­cios ca­pi­ta­lis­tas lo­ca­les.
Así po­drá abrir­se el ca­mi­no que con­duz­ca al ele­men­tal ob­je­ti­vo de­mo­crá­ti­co que es el lo­gro de la in­de­pen­den­cia de los pue­blos la­ti­noa­me­ri­ca­nos.
Por la derrota de los imperialistas y sus guerras - Viva la resistencia popular
• Fuera las tropas argentinas de Haití - Fuera ingleses de Malvinas - Fuera la IV Flota y las bases yanquis de América latina
• Contra el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación
• Separación de la Iglesia y el Estado
• Por el derecho al trabajo, el salario, la libre agremiación, la jornada de ocho horas, las libertades y todas las conquistas obreras
• Por la defensa y el apoyo a todas las luchas y sus delegados independientes del Estado, las patronales y las burocracias
• Libertad a los luchadores populares presos y desprocesamiento de los perseguidos
• No a la criminalización de la protesta
• No al pago de la deuda pública (interna y externa)
• Aparición con vida de Julio López
• Basta de impunidad del Estado genocida
• Por la independencia latinoamericana (antimperialista, anticapitalista y socialista)
• Por una coordinación internacional de quienes nos reclamamos militantes por la revolución socialista.
Pa­ra que América latina y el mun­do vi­van,
el ca­pi­ta­lis­mo y el im­pe­ria­lis­mo de­ben mo­rir.
En memoria y homenaje de los pueblos originarios masacrados por la conquista española; de los esclavos negros secuestrados en su Africa natal para ser comerciados como simples mercancías; de todos los trabajadores inmigrantes que conformaron la América moderna, trayendo a estas tierras sus experiencias anarquistas y socialistas; y de todos los que a lo largo de más de un siglo han dedicado su vida a la militancia para que el proletariado adquiera conciencia de clase “para sí” y se disponga a acabar con todas las lacras y desgracias que emanan del sistema de explotación, en defensa de su calidad de individuos únicos, irrepetibles e irremplazables en la historia, viviendo en armonía con la naturaleza, para lo cual es necesario desterrar el poder capitalista de la faz del planeta.
Que se Vayan Todos
los explotadores y sus múltiples agentes –políticos, judiciales, eclesiásticos, los burócratas y los represores– y los reemplace un poder popular organizado en asambleas, con democracia directa, que crezcan hasta enfrentar y derrotar el poder de los capitalistas, porque
Para que se vayan: HAY QUE ECHARLOS
Sólo así podría abrirse paso la independencia continental
Revolución Socialista 
o más dependencia, menos libertades,
más guerras y más barbarie capitalista