Ante el llamado al paro del 28 de agosto

La LSR considera que sobran los motivos para que todos los trabajadores del país nos unamos en un reclamo común por los múltiples problemas que nos agobian (empezando por el salario). Por esta razón, estamos a favor de discutir empresa por empresa, gremio por gremio, qué actitud tomar ante el llamado al paro general, definiendo con claridad por qué peleamos y con qué modalidad.
Junto con ello, la LSR manifiesta su repudio a las burocracias sindicales que convocan hoy al paro. Durante años han demostrado que, bajo su conducción, las medidas de lucha (casi siempre “domingueras”) están al servicio de dirimir sus propios intereses con el gobierno (los millones de pesos de las obras sociales, el manejo de empresas tercerizadas y mil negociados más). Aliadas a sectores patronales y de la oposición (la misma que reclama el pago a los fondos buitre, llámense Massa, Macri o Carrió), cada uno de sus pasos está hoy guiado por objetivos electorales con miras al 2015.
Y en esta pelea contra el Gobierno se invisibilizan las patronales, parecería que no existen, cuando son ellas las que saquean cotidianamente nuestros bolsillos con la inflación, limitan los aumentos salariales, suspenden y despiden… son las que nos explotan.
Si no, preguntémonos, desde el punto de vista del interés de los trabajadores ¿qué nos dejó el paro del 10 de abril? ¿Cuál es el sentido de un paro por consignas generales, como la caída del salario o contra la inflación si, al día siguiente, volveremos a sumir la cabeza, mientras ellos, todos, se reacomodan en sus posiciones de poder?
Por supuesto, el Gobierno es responsable por cumplir su función: garantizar las ganancias de las grandes empresas y reprimir en caso de que sea necesario, como en la autopartista Lear. Gobierno autodeclarado pagador serial, acordó con el Club de París y Repsol para conseguir financiamiento e inversiones externas, y ahora suplica a los fondos buitre que sean “justos y equitativos”.
La crisis económica capitalista que viene tocando a degüello en el mundo, y ya repercute en el país; y las crisis, en el marco del sistema capitalista, siempre las pagamos los trabajadores. Por eso, este jueves y cada día en nuestros lugares de trabajo –al margen de si decidimos adherir o no al paro– la necesidad que se nos plantea es la de crecer en discusión y propuestas para avanzar hacia la organización de los trabajadores, ocupados y desocupados, por la base y en forma independiente del Estado patronal, de sus gobiernos de turno y de las burocracias sindicales que utilizan nuestros problemas en favor de sus intereses.
Debemos plantearnos, en definitiva, la necesidad de ir construyendo poder popular que se desarrolle hasta ser capaz de desterrar del poder a los grandes capitalistas y al estado que los sostiene, de manera de instalar un poder propio de los que hoy padecemos la explotación y la opresión cotidianas.

Liga Socialista Revolucionaria
MASACRE DE TRELEW: 42 años para reflexionar
Algunas reflexiones para un necesario y fraterno debate militante
(L. Rubiales, 22 de agosto de 2012)

La Liga Socialista Revolucionaria rinde homenaje a los 16 militantes FUSILADOS por la Armada de la dictadura comandada por el Tte. Gral. Alejandro Agustín Lanusse.
Tampoco olvidamos a los tres compañeros que lograron sobrevivir y luego integraron la lista de los desaparecidos entre 1977 y 1982, lo que da cuenta de su sostenida militancia pese a la brutal represión vivida antes.
Así se forjaba la militancia. 
Muchos factores confluyeron en esa forja de la moral militante de aquellos años. La herencia socialista y anarquista del movimiento obrero, por un lado, basado en la inmigración europea de principios del siglo XX, que fue luego enterrada por el peronismo. Y la heroica resistencia peronista posterior al golpe gorila de 1955, por el otro, se combinaron para dar lugar a una amplia vanguardia donde coexistieron corrientes de confuso origen burgués/popular, con otras provenientes del trotskismo internacional. 
En ambos casos, muchas organizaciones (como FAR, Montoneros y PRT-ERP, entre otras) decidieron combatir al sistema con métodos revolucionarios (armas en mano), para llevar adelante una política que, desde nuestro punto de vista, era esencialmente reformista. Es decir, practicaban lo que llamamos “reformismo armado”.
Un reclamo democrático elemental, irrenunciable, recorría la Argentina de punta a punta y era compartido con todo orgullo por corrientes que incluso, como la nuestra, no compartíamos la ideología peronista de conciliación de clases: todos luchábamos contra la proscripción del peronismo y por el libre retorno de Perón al país. 
Al mismo tiempo, diversas corrientes de las más disímiles ideologías, como las mencionadas, se juntaban en un punto: para un más supuesto que real “acercamiento a las masas”, acordaban –por acción u omisión– en someter el destino de los explotados a la conducción del General. 
Por mucho que se proclamase la necesaria “revolución social” y el “poder popular”, por cuya militancia tantos pagaron con su vida, como los compañeros que hoy homenajeamos, en los hechos se dejaba libre el camino de las ilusiones en Perón. Mientras los grupos de vanguardia política discutían entre sí, apasionadamente, las distintas concepciones de la “revolución”, la abrumadora mayoría del movimiento obrero confiaba en que “vuelve el Macho, y lo arregla todo”, al mismo tiempo que respetaba a la militancia clasista y revolucionaria para llevar adelante las luchas reivindicativas y contra la burocracia sindical.
Montoneros secuestraba camiones de Swift y repartía salchichas en los barrios pobres (villas miseria, se llamaban en esa época) y el PRT-ERP secuestraba al empresario Oberdan Salustro y repartía en los colegios un cuaderno donde explicaba a los niños que ese cuaderno no era un regalo, sino que era apenas una parte de lo que las patronales se robaban de la fuerza de trabajo aportada por sus padres.
En este contexto, el intento de fuga masiva del penal de Rawson brinda una muestra cabal de la concepción militante de la época: en condiciones de prisión, la fuga –coordinada entre presos políticos de diversa identidad ideológica– era la principal tarea en el objetivo de continuar la militancia contra el orden social explotador existente. 
Ese era el leit motiv de nuestras vidas; ésa era la alegría de nuestras vidas; ése era el motor creativo y amoroso que encendía nuestras pasiones, contra viento y marea. Por todo esto, tanto ayer como hoy, la LSR reivindica aquella actitud clasista combatiente de los compañeros fusilados en Trelew.

¡Qué diferencia abismal con la actual concepción de quienes recurren a la justicia burguesa para que sea ella quien nos desembarace de burócratas sindicales como Moyano o Martínez! ¡Qué diferencia abismal con quienes sólo conciben la “justicia” como una pelea que se lleva adelante en los pasillos de los tribunales del enemigo!

Más allá de los errores que llevaron a que el plan de fuga planeado originalmente para un centenar de presos terminara reducido a una veintena y, posteriormente, nuevos errores posibilitaran la fuga de un puñado de dirigentes a Chile mientras otros 19 quedaban varados en el aeropuerto, el hecho sobresaliente es que la Masacre de Trelew conmovió al país y a todo el continente. 
En la Argentina, la atrocidad de estos fusilamientos a sangre fría dejó herida de muerte a la dictadura de Lanusse, que tuvo que redireccionar su estrategia hacia la salida política electoral, por vía del acuerdo con Perón mediado por La Hora del Pueblo liderada por la golpista UCR de Ricardo Balbín.
A comienzos de 1973, se entró de lleno en el proceso electoral, sobre la base de un compromiso previo de todos los partidos, de amnistiar a los cientos de presos políticos, ganase quien ganase.
El grueso de las organizaciones se sumaron a “la causa popular” y aportaron su voto a la candidatura de Cámpora (“el Tío en el Gobierno, Perón en el poder” era la consigna más repetida en esos días). Desde el “vote a Perón por la izquierda”, hasta el “ni votos ni botas, fusiles y pelotas” o “ni golpe ni elección, revolución”, todos los caminos llevaban a una claudicación política ante Perón: no sólo no había revolución a la vista, sino que la abrumadora mayoría del movimiento obrero confiaba en el General, al tiempo que las alas izquierdas que lo increpaban alentaban la fantasía de que bajo su mando podríamos tener “el hospital de niños en el Sheraton hotel”, y/o justificaban sus atropellos con la excusa falaz de que “el general está rodeado”.

La LSR reivindica, como raíz de su historia, que sólo el PST tuvo la osadía de presentar una candidatura propia, independiente del peronismo, frente a la clase obrera: la fórmula Coral-Ciapponi, con el eslogan “No vote patrones ni generales, vote candidatos obreros”, luego de que fracasara la propuesta de que Agustín Tosco encabezara una lista en común de las organizaciones clasistas combativas por el socialismo. Y, en septiembre, la lista encabezada por Coral-Páez ante la fórmula Perón-Perón que nos dejó a “Isabelita” como herencia.
No vamos a detenernos ahora en el análisis de lo ocurrido en aquellos años, signados por la muerte de Perón el 1º de julio de 1974, y la embestida patronal que organizó el golpe del 24 de marzo de 1976. Veamos apenas algunas de sus consecuencias.
Los siete años de dictadura arrasaron con el grueso de las vanguardias, del activismo y las conquistas obreras, y de la organización obrera misma.
No obstante, tras la derrota en Malvinas en 1982, el retorno a la constitucionalidad estuvo signado por innumerables luchas obreras, en resistencia a las transformaciones sociales que exigía la nueva realidad del capitalismo mundial.
Recién en la década de 1990, bajo el “reinado” de Carlos Menem, se consumó la tarea iniciada por las Tres A armadas por Perón y continuada por la dictadura militar. El menemismo y la convertibilidad no dejaron piedra sobre piedra en el terreno de las conquistas sindicales y laborales.

Pero, más importante aún, es que si hubo un genocidio físico en los setenta, más profundo fue el “genocidio ideológico” operado en los noventa, cuyas consecuencias seguimos pagando hoy.
Los sucesos de diciembre de 2001 y su gran conquista –la experiencia asamblearia– no llegaron a madurar su desarrollo. Y en el marco de la crisis económica capitalista internacional, nos encontramos hoy en una suerte de “triunfo” de la teoría de la “multitud” elaborada por Toni Negri y los posmodernos de los noventa, lo cual parece materializarse en las movilizaciones de los “indignados” europeos y afines a las que, por otra parte, le dan un protagonismo desmesurado las grandes cadenas des-informativas, en desmedro de luchas como la de los mineros de Asturias, la de los estudiantes chilenos y muchas otras.
En la Argentina, por lo contrario, vienen proliferando las luchas obreras –en particular por cuestiones salariales– y en ellas se expresan algunas debilidades subjetivas que tenemos que superar hoy: desde la atomización de los reclamos, hasta el legalismo mal entendido. Todo ello evidenciando una carencia mayor, muy de fondo, que es la inexistencia lisa y llana de referencias políticas por el entierro revolucionario de la sociedad de clases, y, peor aún, de la inexistencia de la menor voluntad política de avanzar hacia su construcción.
Desde el punto de vista de la dominación burguesa, si antes masacraban a la militancia clasista, combativa, revolucionaria y socialista, hoy el capitalismo decadente se ha dotado de otros medios para prevenir el descontento social de los jóvenes. Drogas artificialmente creadas, como el paco o las sintéticas, están destinadas a destruir el cerebro de los pibes que en otros tiempos hubieran empuñado un fusil o una idea. Si antes se los fusilaba por su militancia antisistema, ahora se los liquida antes de que piensen, o se los obliga a ser esclavos de la policía, o se los mata en cualquier esquina de barrio.

Esta sociedad cruenta, cada vez más enferma, es la que queremos desterrar de la faz de la tierra, tanto ayer como mucho más hoy.
8En esa lucha seguimos comprometidos.
8En los jóvenes de hoy, como siempre, está depositada la esperanza.
8Y en ese camino, necesariamente, rendimos homenaje a nuestros mártires:
Compañeros fusilados en Trelew:
Alfredo Elías Kohon (FAR)
Carlos Astudillo (FAR)
María Angélica Sabelli (Montoneros)
Mariano Pujadas (Montoneros)
Susana Graciela Lesgart (Montoneros)
Ana María Villarreal de Santucho
(PRT-ERP)
Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)
Clarisa Lea Place (PRT-ERP)
Eduardo Capello (PRT-ERP)
Humberto Adrián Toschi (PRT-ERP)
Humberto Segundo Suárez (PRT-ERP)
Jorge Alejandro Ulla (PRT-ERP)
José Ricardo Mena (PRT-ERP)
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)
Miguel Angel Polti (PRT-ERP)
Rubén Pedro Bonet (PRT-ERP)
Sobrevivientes:
Alberto Miguel Camps
(FAR - Desaparecido luego en 1977)
María Antonia Berger
(FAR - Desaparecida en 1979)
Ricardo René Haidar
(Montoneros - Desaparecido en 1982)
¡PRESENTES!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN
SOCIALISTA INTERNACIONAL!
Liga Socialista
Revolucionaria

ligasocialistarevolucionariaar@gmail.com
El GENOCIDIO del Estado de Israel 
sobre el pueblo de Gaza
es una VERGÜENZA ARGENTINA
POR LILIANA RUBIALES - 5 de agosto de 2014 (*)
* Nobleza obliga: el título de esta nota lo “copié” del utilizado para un volante del MAS en 1987 (no recuerdo a efectos de qué), redactado por el compañero Aníbal Tesoro, que firmaba bajo el seudónimo de Hernán Félix Cuello, que decía “PINOCHET ES UNA VERGÜENZA ARGENTINA”. Vaya mi homenaje, mi recuerdo y mi respeto a su militancia, valiéndome de este título en su memoria.

El último 31 de julio la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), dijo:
“Miren lo que está pasando también en Gaza. No puedo dejar tampoco de referirme a esa cosa que me impacta y nos impacta a todos tan fuertemente. Nosotros tenemos allí en la Franja a un sacerdote… hoy tomamos contacto con la gente allá y vamos a ver si podemos hacerle llegar alimentos y demás; está en un sótano en la Franja de Gaza.
En realidad, el mundo que vivimos es un mundo complejo, difícil, pero por sobre todas las cosas, profundamente injusto y profundamente violento. No solamente violento en la violencia de la guerra. Esto que nos toca vivir a los argentinos, también es violencia. Porque los misiles, cuando son de la guerra, cuestan vidas de niños, de mujeres, y cuando los misiles son financieros, como nos mandaron los misilazos del 2001, también costaron vidas en la Argentina, costaron sueños, costaron ilusiones, costaron muchas cosas.”
Como podemos ver, por fuera de su preocupación por el cura argentino y de anunciar (vaya uno a saber si será de concretar) una ayuda alimentaria (¡claro! con la misma “sensibilidad” con la que se alineó tras Brasil para la MINUSTAH en Haití, ¿no?), a la presidenta de los Derechos Humanos no le merece el menor repudio el accionar del Estado de Israel: ni siquiera en el plano diplomático. Lejos está de cualquier actitud similar a la que asumieron varios gobiernos latinoamericanos, como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Perú, Chile y Brasil, que rompieron relaciones diplomáticas con Israel, retirando a sus embajadores.
El 31 de julio, Evo Morales declaró a Israel como “Estado terrorista” y suspendió las visas para los inmigrantes provenientes de ese país.
Personalmente, tampoco acuerdo con esa definición. La definición de Estado terrorista es integrar a nuestra conciencia la fraseología del enemigo, que permanentemente intenta desdibujar las fronteras de clase.
Me explico: el mayor terrorista del planeta es Estados Unidos y, en el mundo, su principal alfil es el artificial Estado de Israel. Pero ¿qué significan todas estas palabras grandilocuentes? Significan, nada más y nada menos, que Estados Unidos es el país que concentra el poder de la clase explotadora, dueña de los principales medios de producción y de cambio del planeta. Este poderío lo logra, a la vez, por ser el dueño del mayor poderío militar del mundo, con el que le impone sus condiciones a todos los países. Es el gran deudor del mundo, es el gran explotador del mundo, que hoy (desde el año 2000) se escandaliza ante el hecho irrefutable de que China logró más de 30 años de crecimento económico, contra la debacle del mundo occidental y, dicho sea de paso, siendo el gran tenedor de la deuda estadounidense.
Por eso, también, en la Argentina la oposición burguesa se escandaliza ante la política de CFK. Por dos razones: por sus acuerdos económicos con China (antes que con Estados Unidos y/o Europa) y porque su base social de sustentación son los más pobres de los pobres.

¿El Estado de Israel “protege”
a los judíos?
En agosto de 2006, realizamos un debate entre Jorge Guidobono, Laura Ginsberg y Luis Zamora, acerca de la entonces guerra de Israel contra el sur del Líbano. Ante la pregunta de un presente, Laura dijo:
“Pue­do de­cir, des­de la ig­no­ran­cia, lo que pue­do ob­ser­var y lo que de­jan tra­du­cir los dia­rios: que Hez­bo­llah ha si­do par­te de la re­sis­ten­cia en es­ta avan­za­da de Is­rael so­bre el Lí­ba­no. Lo que sí pue­do de­cir de es­te par­ti­do al que se le ad­ju­di­can tan­tas ca­pa­ci­da­des, por lo me­nos, en el te­ma Amia que a mí me con­cier­ne, no se ha re­co­no­ci­do co­mo res­pon­sa­ble de na­da. Tam­po­co sé qué can­ti­dad de mi­les po­drán ser hoy pe­ro, en to­do ca­so 12 años atrás, no te­nían  po­si­bi­li­dad –sal­vo que me­dia­ra un acuer­do con el Es­ta­do ar­gen­ti­no pa­ra ga­ran­ti­zar im­pu­ni­dad– de te­ner un bra­zo tan ex­tre­ma­da­men­te lar­go co­mo pa­ra co­me­ter una ac­ción te­rro­ris­ta en Bue­nos Ai­res.
Y lo men­cio­no por­que es­ta his­to­ria –que tam­bién cir­cu­ló por acá re­cién– de que “el Es­ta­do de Is­rael pro­te­ge a los ju­díos en el mun­do, al Es­ta­do de Is­rael hay que cui­dar­lo y de­fen­der­lo”; o “hay que ha­cer la di­fe­ren­cia­ción en­tre el Es­ta­do de Is­rael y el pue­blo is­rae­lí”… Tam­bién se co­men­tó que hay un pro­ble­ma de pre­jui­cios. Yo les pue­do co­men­tar que en la ex­pe­rien­cia que nos ha to­ca­do vi­vir, no só­lo el Es­ta­do de Is­rael no nos pro­te­gió, si­no que acom­pa­ñó y en­cu­brió al ac­to cri­mi­nal del Es­ta­do ar­gen­ti­no. No hay só­lo un pro­ble­ma de pre­jui­cios al iden­ti­fi­car al pue­blo ju­dío con el Es­ta­do de Is­rael, si­no que en la Ar­gen­ti­na fue­ron la pro­pia di­rec­ción ju­día y la Em­ba­ja­da de Is­rael quie­nes di­je­ron que la vo­la­du­ra de la Amia era “un pro­ble­ma de los ju­díos”. Y eso, en bue­na me­di­da, ais­ló la cau­sa Amia de los de­más re­cla­mos de jus­ti­cia y de to­das las cau­sas na­cio­na­les que, al día de hoy, con­ti­núan im­pu­nes en la Ar­gen­ti­na.”
Que quede claro, entonces, que nuestra discusión nada tiene que ver con cuestiones religiosas. Que cada uno crea en lo que quiera, o en nada..., excepto en sí mismo.
Pero para nada es casual que el gobierno argentino tenga esta posición (o “no posición”), si ante la causa Amia no sólo ha jugado el papel de “encubrimiento e impunidad”, sino que dejó de lado (al igual que la mayoría de las organizaciones) el papel del Estado argentino como RESPONSABLE DE LA MASACRE.

El fracaso de la política
de los dos Estados
En 2002, de la mano de George W. Bush, se lanzó la política llamada “hoja de ruta” que propiciaba la creación de dos Estados para terminar con el conflicto israelí-palestino que, coyunturalmente, “molesta” para los objetivos militares con miras de avanzar sobre China que tienen los Estados Unidos. Además de lo mucho que podríamos decir sobre esa propuesta y sus causas, estamos ante la constatación concreta de su completo fracaso. A partir de la creación del Estado Palestino reconocido por la ONU como Estado observador (con voz, pero sin voto), el “conflicto”, lejos de apaciguarse, recrudeció con esta nueva masacre de Israel sobre el pueblo de Gaza.
En esta nueva ofensiva, ya son más de 1.800 los civiles palestinos masacrados (en particular, niños), contra cerca de 70 israelíes muertos. También se difunde que hay unos 270.000 palestinos desplazados (es decir, 270.000 parias en su propia tierra). Y, además, Israel no ocultó su objetivo de dirigir sus misiles sobre hospitales y escuelas, con el “argumento” de que ellos eran la cobertura de los grupos “terroristas”. ¿Alguno de ustedes puede imaginar misiles destruyendo el Hospital Garraham, o el Fernández, o el instituto Bernasconi???, ¿cuántos de sus hijos morirían allí?????: eso es lo que estamos viendo por la tele...

¿Qué podemos hacer aquí?
Menos quedarnos de brazos cruzados: TODO lo que se nos ocurra. No se trata sólo de salir a la calle cuando hay una marcha, cosa que está muy bien y tenemos que hacerlo. Se trata de afrontar la discusión, darla a los compañeros, familiares, amigos y vecinos, bajo la forma que sea (charlas, volantes, cartelitos hechos a mano, adhesivos, etc.). Hay que multiplicar la difusión, contrarrestar los argumentos de los agresores, desnudar sus indignas mentiras. Y, sobre todo, sembrar conciencia de que esto no se resuelve entre religiones, ni entre viejos y absurdos litigios acerca de tierras prometidas no se sabe por quién que pueda arrogarse ser el dueño y señor de las tierras que nos han parido a todos por igual, como sus hijos naturales que somos...
Lo que nos enfrenta en guerras incomprensibles, en masacres repudiables, se llama sistema de explotación, se llama sociedad de clases, se llama explotación del hombre por el hombre, en cuyo nombre se cometen los peores crímenes de la humanidad (como lo demuestra el actual 69 aniversario de la masacre de Hiroshima y Nagasaki, donde se exterminó a unas 400.000 personas, en forma hasta absolutamente innecesaria desde el propio punto de vista de la guerra convencional: fue un mensaje del imperialismo estadounidense al mundo, “No se metan con nosotros, porque les va a ir muy, muy mal”).
Esa sociedad la hemos creado los hombres. Somos los hombres, entonces, los que tenemos en nuestras manos la posibilidad de terminar con esta barbarie, de enterrar el poder de quienes hoy lo tienen, y construir una sociedad sin cadenas, sin fronteras, libre, fraterna y solidaria: una sociedad socialista.
Compartimos para su difusión una nota del editor de Palabra Socialista de Costa Rica del 22/07/2014 (más información en: palabrasocialista.org)

Zionismo = nazional-socialismo israelí
Los socialistas revolucionarios no tenemos ningún problema en llamar a las cosas por su nombre.
Los israelíes son nacional-socialistas es decir, nazis, es decir zionistas.
Lo son desde que, en 1947 se ampararon en las Naciones Unidas, Inglaterra, EEUU y la Unión Soviética,  para echar a andar su plan de invasión de Palestina y de expulsión y desaparición de los originarios del lugar.
Nada diferente a lo que hicieron españoles, ingleses, portugueses, holandeses, belgas, franceses, con los pueblos originarios de América, África, Asia: invadir terreno ajeno, capturarlo, poner a los legítimos dueños en condiciones de fuerza de trabajo sobre-explotada.
En América, en nombre de La Cruz y La Espada; en Palestina, en nombre de la Tierra Prometida.
Lo que ocurre en Gaza no es otra cosa que el intento (¿enésimo?) de echar al mar a los, desde siempre, dueños de esas tierras.
Los socialistas revolucionarios hemos planteado que la solución es una Palestina multiétnica, laica y democrática en la que puedan vivir y convivir, judíos, cristianos, árabes y otros pueblos con otras religiones.
Pero la resolución de 1947 hizo que los judíos jugaran el triste papel de peón de los imperialistas y capataz de los árabes.
Hoy, cuando la zona está sufriendo los reacomodos necesarios para dejar encarrilado el camino de la tercera guerra mundial, lo que hace el gobierno israelí es sumarse a lo que ocurre en Irak y al derribo del avión malasio.
Evidentemente, se aceleró el proceso de formación de bandos y, antes de largar la guerra, la verdadera, se requiere ir derrotando a los posibles aliados de los opositores a las burguesías imperialistas y, fundamentalmente, al movimiento de masas. Recordemos que la primera guerra mundial fue posible por la división de la Segunda Internacional y que la segunda guerra mundial se asentó en las derrotas de  las revoluciones rusa, alemana, italiana, húngara y china a lo que se debe sumar el inicio de la contrarrevolución española.
La agresión israelí, si triunfa, adelanta la derrota iraní y de la revolución bolivariana y encamina hacia la guerra de EEUU, OTAN y Japón contra Rusia y China, centralmente.
¡Debemos parar este genocidio y
el supergenocidio que se prepara!
Nota del editor de Palabra Socialista de Costa Rica - 22/07/2014
Conquistar la independencia, contra los buitres de siempre...
Una vez más, las burguesías locales y sus representantes políticos nos proponen conmemorar "la independencia nacional". Pero ¿existió genuinamente una tal "independencia" alguna vez en nuestra historia? 
El carácter casi inexistente de aquella proclamada independencia, puede sintetizarse en las palabras del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quien no tuvo empacho en afirmar, frente al reclamo de los "fondos buitre": "Hay que hacer lo que diga el juez Griesa". Conceptos tan elementales como el de "soberanía política" no entran siquiera en la imaginación de este genuino representante de "la burguesía nacional"... Y esto no es casual, toda la historia de la conformación de las burguesías locales tuvo un carácter absolutamente parasitario, asociado a vivir a la sombra de negocios tan "nobles" como el contrabando realizado por las potencias de la época, y a amasar sus fortunas sentándose tranquilamente a ver crecer el pasto que alimentaría a las vacas que se reproducirían sin necesidad de que ellos hicieran nada más que observar cómo los toros seguían los instintos de la naturaleza, y hacían lo suyo...
El cinismo de los caradura explotadores locales, aunque no hayan visto una vaca en su vida, tiene menos límites que sus antecesores del siglo XIX; y hoy alzan sus voces horrorizados porque las posibles consecuencias de las actuales "negociaciones" comprometerán el accionar de los futuros gobiernos... ¡Y ellos lo dicen!, ellos que nos proponen reivindicar el bicentenario que dio lugar al presidente más homenajeado de nuestra historia, hasta tal punto que da nombre a la avenida más extensa del país: Bernardino Rivadavia. Este "benemérito patriota" fue el artífice del primer endeudamiento del país, siendo ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del gobernador bonaerense general Martín Rodríguez, cuando acordó un empréstito por un millón de libras esterlinas con la Banca Baring Brothers... Deuda que, aun hoy, seguimos pagando, y asumiendo bajo otras formas, en un espiral de endeudamiento que se prolonga hasta el infinito, manteniéndonos endeudados con más deudas, convenciéndonos de que para progresar necesitamos más y más deudas... ya que es la manera de mantener sometidos a nuestros pueblos al yugo de los intereses de las grandes potencias que dominan el mundo: antes, los grandes imperios; hoy, los capitales imperialistas que esparcen sus tentáculos fagocitando toda la riqueza que surge del trabajo humano.
En síntesis, la tarea de liberarnos del yugo de los buitres explotadores sigue pendiente para los explotados de la Argentina y de toda la América Latina.
Desde la LSR seguimos afirmando: 
PARA QUE LA HUMANIDAD Y EL MUNDO VIVAN, 
EL IMPERIALISMO Y EL CAPITALISMO DEBEN MORIR.
- Fuera las tropas argentinas de Haití -
- Fuera ingleses de Malvinas - 
- Fuera la IV Flota y las bases yanquis
de América latina -
Llamamos a actuar en consecuencia con estas convicciones, construyendo un partido que luche por estos ideales inconclusos en el seno de los explotados y oprimidos del continente.

Para una mayor comprensión de nuestra historia, reproduzco más abajo uno de los artículos centrales de Bandera Roja Nº 85, elaborado por Jorge Guidobono en enero de 2005.
L. Rubiales
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An­tim­pe­ria­lis­ta, an­ti­ca­pi­ta­lis­ta y so­cia­lis­ta:
La re­vo­lu­ción la­ti­noa­me­ri­ca­na co­mo pro­ce­so úni­co ha­cia una Fe­de­ra­ción Socialista Continental
por JORGE GUIDOBONO, 21/01/2005

La in­de­pen­den­cia po­lí­ti­ca pro­cla­ma­da ca­si dos si­glos atrás se rea­li­zó den­tro y co­mo par­te del as­cen­so del ca­pi­ta­lis­mo in­glés y con bur­gue­sías na­ti­vas aso­cia­das des­de el va­mos al mer­ca­do mun­dial con­tro­la­do, bá­si­ca­men­te, por In­gla­te­rra.
Con es­te ori­gen, las bur­gue­sías la­ti­noa­me­ri­ca­nas no na­cie­ron con in­te­re­ses con­tra­dic­to­rios con los del vie­jo or­den eco­nó­mi­co co­lo­nial. Por eso, en lo fun­da­men­tal, no pre­ten­die­ron cam­biar re­vo­lu­cio­na­ria­men­te ese or­den si­no, sim­ple­men­te, in­ser­tar­se en él. Eso ex­pli­ca, tam­bién, que no ha­ya ha­bi­do re­vo­lu­cio­nes que die­ran la tie­rra a los cam­pe­si­nos, los in­dios y los es­cla­vos ne­gros, con lo que hu­bie­ran crea­do un gran mer­ca­do in­ter­no de con­su­mo.
Los lí­de­res re­vo­lu­cio­na­rios bur­gue­ses con pro­yec­tos ra­di­ca­les, fue­ron com­ba­ti­dos y trai­cio­na­dos abier­ta­men­te por las bur­gue­sías lo­ca­les.
Así es que la mi­tad del con­ti­nen­te –Bra­sil– pa­só, sin gue­rras ni re­vo­lu­cio­nes, del do­mi­nio po­lí­ti­co for­mal de Por­tu­gal, a ma­nos de la po­ten­cia im­pe­rial que, a su vez, lo do­mi­na­ba (In­gla­te­rra). El cam­bio no fue trau­má­ti­co; más bien fue pa­re­ci­do al cam­bio de un tra­je, con mo­nar­quía y es­cla­vis­mo in­clui­dos has­ta fi­nes del si­glo XIX.
La par­te que de­pen­día de Es­pa­ña frag­men­tó sus vi­rrey­na­tos en nu­me­ro­sos paí­ses, en alian­za de las bur­gue­sías lo­ca­les con In­gla­te­rra.
Na­ció así un con­ti­nen­te bal­ca­ni­za­do y fun­cio­nal al im­pe­ria­lis­mo in­glés has­ta la cri­sis de 1930 y al es­ta­dou­ni­den­se des­pués, que re­le­vó al an­te­rior, en irre­ver­si­ble de­ca­den­cia.
No va­mos a ha­cer un re­pa­so de­ta­lla­do de es­te pro­ce­so que re­co­rrió el si­glo XX des­de la gi­gan­tes­ca re­vo­lu­ción me­xi­ca­na que se ini­ció en 1910. Só­lo di­re­mos unas pa­la­bras so­bre al­gu­nos hi­tos im­por­tan­tes, y arries­ga­re­mos al­gu­nas con­clu­sio­nes.
El Apra del Pe­rú de Ha­ya de la To­rre –que tu­vo el acier­to de plan­tear el pro­ble­ma pe­rua­no en tér­mi­nos la­ti­noa­me­ri­ca­nos– se en­fren­tó fra­ca­sa­da­men­te con la bur­gue­sía lo­cal, que lo de­rro­tó en le­van­ta­mien­tos ar­ma­dos y lo pros­cri­bió has­ta que per­die­ra to­do su fi­lo re­vo­lu­cio­na­rio.
El MNR bo­li­via­no tie­ne el mé­ri­to de ha­ber si­do par­te del ini­cio de la re­vo­lu­ción de abril de 1952 que des­tru­yó el Ejér­ci­to –y lo hi­zo des­fi­lar en cal­zon­ci­llos– a ma­nos de mi­ne­ros alia­dos a po­li­cías y po­bla­do­res de ba­rria­das obre­ras de La Paz, abrien­do el pro­ce­so re­vo­lu­cio­na­rio más pro­fun­do has­ta en­ton­ces en la re­gión.
Pe­rón, en la Ar­gen­ti­na, apro­ve­chó la cri­sis de he­ge­mo­nía im­pe­ria­lis­ta que pro­vo­có la se­gun­da gue­rra mun­dial en­tre In­gla­te­rra (has­ta en­ton­ces do­mi­nan­te, pe­ro en fran­co re­tro­ce­so) y Es­ta­dos Uni­dos (en as­cen­so). El me­ga­ne­go­cio de las ex­por­ta­cio­nes du­ran­te la gue­rra les per­mi­tió a los ca­pi­ta­lis­tas acu­mu­lar gran­des ga­nan­cias a cos­ta del Es­ta­do, y tam­bién sig­ni­fi­có pa­ra los tra­ba­ja­do­res be­ne­fi­cios iné­di­tos, de los que fue­ron des­po­ja­dos du­ran­te el me­dio si­glo si­guien­te, in­clu­yen­do los años del re­tor­no del pe­ro­nis­mo –y de Pe­rón– al po­der en la pri­me­ra mi­tad de la dé­ca­da de los ’70.
El gi­gan­te de la re­gión –Bra­sil– vi­vió un in­ten­to na­cio­na­lis­ta en­car­na­do pri­me­ro por Ge­tu­lio Var­gas –que cul­mi­nó con su pro­pio sui­ci­dio en 1954– y lue­go por Jõao Gou­lart, al que pu­so fin el gol­pe con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio de 1964. Gol­pe que fue pla­ni­fi­ca­do por la Es­cue­la Su­pe­rior de Gue­rra, pa­ra “ha­cer un país mo­der­no” que fue el pa­raí­so de los mo­no­po­lios, en par­ti­cu­lar los au­to­mo­tri­ces. Bra­sil se con­vir­tió en el pri­mer “ti­gre”, don­de los mo­no­po­lios pu­die­ron ba­jar si­de­ral­men­te sus cos­tos en sa­la­rios, mu­cho an­tes que en el su­des­te asiá­ti­co. Y si­gue sien­do el país con la más re­gre­si­va dis­tri­bu­ción de la ren­ta, con mi­llo­nes de anal­fa­be­tos y ham­brien­tos a quie­nes no sa­ca de esa con­di­ción el rim­bom­ban­te plan “Ham­bre Ce­ro” pro­cla­ma­do –y no con­cre­ta­do– por Lu­la.
Un fe­nó­me­no bas­tan­te dis­tin­to fue el li­de­ra­do por la Uni­dad Po­pu­lar chi­le­na. Fue un pro­ce­so he­ge­mo­ni­za­do por el re­for­mis­mo de ori­gen obre­ro (PS y PC), que ter­mi­nó en la con­tra­rre­vo­lu­ción del 11 de sep­tiem­bre de 1973. És­ta pu­do im­po­ner­se no por fal­ta de ar­mas que la en­fren­ta­ran –que las ha­bía– si­no por la au­sen­cia de una di­rec­ción po­lí­ti­ca re­vo­lu­cio­na­ria dis­pues­ta a aplas­tar al fa­cis­mo de la úni­ca for­ma en que es po­si­ble ha­cer­lo: a san­gre y fue­go. Pe­ro pa­ra ello ha­ce fal­ta, en pri­mer lu­gar, re­co­no­cer­lo y no ma­rear­se con ilu­sio­nes en la de­mo­cra­cia bur­gue­sa y en la “leal­tad” de la bur­gue­sía y sus fuer­zas ar­ma­das ha­cia ella.
Di­ver­sos ana­lis­tas pro­nos­ti­can, hoy, un fu­tu­ro som­brío pa­ra los pró­xi­mos 20 años de La­ti­noa­mé­ri­ca. Si no me­dian cam­bios re­vo­lu­cio­na­rios, ese pro­nós­ti­co se cum­pli­rá.
To­das las va­rian­tes na­cio­na­lis­tas bur­gue­sas y/o re­for­mis­tas han si­do la con­ti­nui­dad del fias­co de la in­de­pen­den­cia po­lí­ti­ca pro­cla­ma­da en los al­bo­res del si­glo XIX. No era po­si­ble cons­ti­tuir paí­ses bur­gue­ses só­li­dos, sin ata­du­ras con los cen­tros im­pe­ria­les, sin una re­vo­lu­ción que los de­rro­ta­ra.
Ca­te­gó­ri­ca­men­te, si­gue vi­gen­te la vie­ja de­fi­ni­ción de Trotsky acer­ca de que el pro­ble­ma na­cio­nal y el de la tie­rra só­lo pue­den ser re­suel­tos por una re­vo­lu­ción obre­ra, po­pu­lar y cam­pe­si­na que ba­rra con el po­der bur­gués e ins­tau­re un po­der opues­to, de nue­vo ti­po, en una pers­pec­ti­va so­cia­lis­ta. Él lla­ma­ba a eso “re­vo­lu­ción per­ma­nen­te”.

La re­vo­lu­ción so­cia­lis­ta es ne­ce­sa­ria y po­si­ble
Par­te de la do­mi­na­ción ideo­ló­gi­ca que ejer­ce la cla­se que de­ten­ta el po­der, con­sis­te en mos­trar co­mo im­po­si­ble un cam­bio to­tal de la rea­li­dad. En eso si­gue al es­cla­vis­mo y al feu­da­lis­mo, por ejem­plo, que tra­ta­ban de de­mos­trar que era po­si­ble me­jo­rar el or­den exis­ten­te sin ti­rar­lo aba­jo pa­ra cons­truir una nue­va so­cie­dad, pe­ro sin des­truir el vie­jo or­den. És­ta es una tram­pa ideo­ló­gi­ca pa­ra per­pe­tuar su do­mi­na­ción eco­nó­mi­ca y so­cial. 
To­do el de­sa­rro­llo his­tó­ri­co de la hu­ma­ni­dad ha de­mos­tra­do lo opues­to: hay que ter­mi­nar con to­do el po­der do­mi­nan­te pa­ra em­pe­zar a sa­lir del in­fier­no ca­pi­ta­lis­ta-im­pe­ria­lis­ta. De eso se tra­ta.
En rea­li­dad, en es­tos dos si­glos, los paí­ses del sur son aun más de­pen­dien­tes que du­ran­te el oca­so del im­pe­rio es­pa­ñol, in­ca­paz –por ejem­plo– de com­pe­tir con el con­tra­ban­do in­glés. Los gri­lle­tes de la es­cla­vi­tud se han mo­di­fi­ca­do pe­ro son ca­da vez más as­fi­xian­tes.
Aun­que re­sul­te más fá­cil de es­cri­bir que de rea­li­zar, se tra­ta –sim­ple­men­te– de una so­la co­sa: de rom­per las ca­de­nas.
La re­vo­lu­ción só­lo pue­de ser plan­tea­da tác­ti­ca­men­te en tér­mi­nos na­cio­na­les, pe­ro su es­tra­te­gia a cor­to o me­dia­no pla­zo es con­ti­nen­tal (de lo con­tra­rio, se­rá coop­ta­da o aplas­ta­da fí­si­ca­men­te). 
Su pers­pec­ti­va es una Fe­de­ra­ción So­cia­lis­ta li­bre, de to­dos los paí­ses de la re­gión, sea de los ac­tua­les –que en nin­gún la­do es­tá es­cri­to que va­yan a man­te­ner­se co­mo una eter­na he­ren­cia del ge­no­ci­dio de la cruz y la es­pa­da so­bre los in­dios y los afri­ca­nos– o de nue­vos es­ta­dos que pue­dan crear­se an­tes o du­ran­te la con­for­ma­ción de esa Fe­de­ra­ción; o de la fu­sión de vie­jos es­ta­dos di­fe­ren­tes, si sus pue­blos lo con­si­de­ran con­ve­nien­te, y de­mo­crá­ti­ca­men­te así lo acuer­dan.
To­das es­tas cues­tio­nes ha­cen al fu­tu­ro. Pe­ro es bue­no plan­teár­nos­las hoy.
Na­da se­rá po­si­ble sin en­ca­rar una di­fi­ci­lí­si­ma lu­cha re­vo­lu­cio­na­ria pa­ra en­fren­tar y de­rro­tar en to­dos los te­rre­nos ne­ce­sa­rios a los im­pe­ria­lis­tas y a sus so­cios bur­gue­ses –in­clu­yen­do a sus es­ta­dos– en la re­gión.
¿Es és­ta una pers­pec­ti­va di­fí­cil y que im­pli­ca­rá una gran lu­cha re­vo­lu­cio­na­ria? Sí, ob­via­men­te sí. Pe­ro es la úni­ca rea­lis­ta. 
Los can­tos de si­re­na acer­ca de la “hu­ma­ni­za­ción” de los di­ver­sos ca­pi­ta­lis­mos “na­cio­na­les” son una uto­pía reac­cio­na­ria, inal­can­za­ble, ina­si­ble. 
La úni­ca po­lí­ti­ca rea­lis­ta pa­ra “hu­ma­ni­zar” al ca­pi­ta­lis­mo in­ter­na­cio­nal y a sus pe­da­zos na­cio­na­les es­tá en la lu­cha por ba­rrer re­vo­lu­cio­na­ria­men­te su po­der y cons­truir un gran blo­que re­gio­nal que ten­ga co­mo ho­ri­zon­te cons­ti­tuir un ba­luar­te, un pun­to de apo­yo no­dal pa­ra la re­vo­lu­ción so­cia­lis­ta in­ter­na­cio­nal, in­clu­yen­do la de los paí­ses im­pe­ria­lis­tas y las de los pue­blos de los cin­co con­ti­nen­tes.
¡ABSOLUCIÓN de los trabajadores petroleros de LAS HERAS!
LIBERTAD  a todos los PRESOS POLÍTICOS
MARCHA: martes 17 de junio, 17 horas
de Av. de Mayo y 9 de Julio a Plaza de Mayo


LIBERTAD INMEDIATA
a Raúl "Boli" Lescano
¡El gobierno y la justicia 
son responsables de su vida!
Este miércoles 21 a las 7:
concentración en Corrientes y Callao, CABA

Ya está en la calle BANDERA ROJA 108
Edición especial 1º de Mayo
Para repasar lo que discutimos, si participaste
o enterarte de lo que se dijo, si no
¡No podés perdértelo ni dejar de difundirlo!

¡YA SALIÓ Bandera Roja 107!
Entre el GOLPE al BOLSILLO
y el OPORTUNISMO OPOSITOR
se INVISIBILIZARON las PATRONALES

Pasados dieciocho días desde el paro general del 10 de abril, todos los pasos dados por el amplio espectro de sus convocantes están guiados por objetivos electorales, con miras a las internas del 2015. Esto es lógico, ya que la propia convocatoria que pudo reunir desde la nefasta burocracia tradicional hasta la izquierda anticapitalista, pasando por el apoyo explícito de la Sociedad Rural y Massa, entre otros, revelaba el objetivo de desplegar una “demostración de fuerza” ante el Gobierno de CFK. Pero bastante poco tuvo que ver con los objetivos y necesidades reales de los trabajadores.
El paro se cumplió masivamente y sin dudas mostró un cierto descontento social por la inflación, la llamada inseguridad, etc. Pero también es cierto que el principal motorizador fue la ausencia absoluta de transportes, que estaba garantizada por las burocracias convocantes. De hecho, en muchos sectores donde había que “jugarse” para garantizarlo, no hubo adhesión. El caso más emblemático fue el de Subterráneos, donde la abrumadora mayoría decidió no adherir, excepto en la Línea B. Sin embargo, las patotas de la UTA, mediante destrozos y otros métodos, impidieron la salida de las formaciones en todas las líneas, con el completo aval de Metrovías.
Entonces, desde el punto de vista de los trabajadores, ¿qué nos dejó el paro?, ¿cuál es el sentido de un paro por “consignas generales” en situaciones “normales”? Es decir, no estamos, como en el 2001, ante decenas de miles movilizados en las calles, reclamando “que se vayan todos” y construyendo asambleas en los barrios... Por lo contrario, el paro fue típicamente “dominguero”, sólo interrumpido por los cortes programados por los partidos de izquierda, que lograron un gran protagonismo mediático. Pero fueron acciones garantizadas por la militancia y por comisiones internas combativas, sin que estuviesen acompañados por los trabajadores que representan.
Aclaramos, por si hace falta, que ante una lucha obrera genuina, no tenemos el menor prejuicio en hacer unidad de acción “hasta con el Diablo y con su abuela” (al decir de Trotsky), siempre que ello favorezca el interés y las reivindicaciones de la clase trabajadora. Pero, qué sentido tiene hacer una acción en común (“todos contra el Gobierno”) junto a quienes reclaman mayor represión, que se achique la “ayuda social” y se termine de enterrar una política populista, basada en una década de bonanza económica que posibilitó que las patronales se llenaran los bolsillos como nunca.

El valor de las palabras. En los últimos meses, escuchamos hasta el hartazgo la palabra “ajuste” para definir el golpe al bolsillo que efectivamente estamos padeciendo. ¿Pero es correcto hablar de ajuste, cuando hablamos de inflación y devaluación?
Repasemos: Cuando se desató la crisis económica internacional en septiembre del 2008, en las reuniones de la LSR analizamos algunos hechos. De inmediato, la primera reacción de todos los gobiernos (todos) fue fortalecer sus presupuestos de Defensa; es decir, prepararse para la represión ante una posible respuesta obrera por lo que se venía. Luego, vino la reunión del G20 para decidir qué medidas tomar ante la crisis. Allí se discutieron dos políticas: 1) agrandar los gastos del Estado, para “desendeudarse, dar ayuda social y fortalecer el consumo” (sostenida por Strauss Kahn, entonces jefe del FMI); 2) achicar los gastos del Estado, para dejar en manos de las empresas privadas los principales resortes de la economía; es decir, el tradicional “ajuste”; política defendida por EE.UU., Reino Unido y Alemania. La Argentina optó por la primera variante.
Es decir, cuando hablamos de ajuste, hablamos de la política de la década de 1990: el Estado se “achica”, privatiza, despide en masa, etc. Resulta paradójico, que quienes cuestionaron durante los últimos años, el “despilfarro” gubernamental en los subsidios energéticos, luego pusieran el grito en el cielo bajo el título de “Tarifazo”, cuando el Gobierno redujo los subsidios y, por lo tanto, va a salir más plata de nuestros bolsillos para pagar la luz y el gas... pero las tarifas siguen siendo las mismas...
Después del paro, el Gobierno, tal como viene haciendo desde su retroceso electoral de octubre de 2013, sigue respondiendo a los reclamos “de la derecha”: medidas más represivas, devolución de las retenciones a las exportaciones, aumento de la cuota de exportación de trigo... En esta pelea “Gobierno-Oposición”, parecería que las patronales no existen, se invisibilizaron, cuando son ellas las que aumentan los precios y provocan inflación; limitan los aumentos salariales; despiden...; son las que nos explotan.
Por supuesto, el Gobierno es responsable de todo lo que pasa en el país, por cumplir su función de gobierno burgués, fiel a la clase a la que pertenece y representa. No esperamos que una “revolución” venga de su mano.
Al contrario. La pelea por superar las lacras que emanan de la explotación capitalista, sólo podrá provenir de un movimiento de masas dispuesto a cambiar de manos el poder, y barrer con su Estado y los representantes políticos, burocráticos, eclesiásticos y militares que lo sostienen. Y a construir una nueva sociedad, libre, fraterna y solidaria, basada en los organismos de poder que surjan al calor de esa pelea. Ése es el desafío de los trabajadores y las vanguardias capaces de construirse en su seno. 
(L.R.)
¡YA SALIÓ Bandera Roja 107!
Y además:
* Día Internacional del Preso político: desgrabación de la charla-debate con Eduardo "el Negro" Soares y María del Carmen Verdú
* El saludo de Ricardo Napurí
* Adhesión de la LSR al acto del 17/4
* No a la extradición de Oswaldo Quispe
* Megaminería: historia del despojo
* Francisco y las minas
* El saqueo de Xstrata
* El panorama internacional: Recapitalización del capitalismo y las resistencias proletarias
¡No dejes de leerlo!
ABSOLUCIÓN DE LOS PETROLEROS DE LAS HERAS
NO A LA EXTRADICIÓN DE OSWALDO QUISPE
martes 15 de abril, a las 19
CHARLA DEBATE
 con EDUARDO "el Negro" SOARES
y MARÍA DEL CARMEN VERDÚ
por el Día Internacional del Preso Político
Facultad de Filosofía y Letras
Puán 480, CABA

ANTE EL PARO GENERAL DEL 10 DE ABRILLa LSR considera que sobran los motivos para que todos los trabajadores del país nos unamos en un reclamo común por los múltiples problemas que nos agobian (empezando por el salario).
Por esta raz´´on, estamos a favor de discutir, empresa por empresa, gremio por gremio, qué actitud tomar ante el llamado al paro general del 10 de abril, definiendo con claridad por qué peleamos y con qué modalidad.
Junto con ello, la LSR manifiesta su repudio a las conducciones que hoy llaman al paro, apoyado por la Sociedad Rural, como parte de su embestida ultrarreaccionaria contra el actual gobierno burgués. No nos une con ellos ningún interés de clase. Por lo contrario, los reconocemos como parte de nuestros enemigos.
Repudiamos, en consecuencia, su oportunismo político, su metodología de “paro pasivo dominguero”, e incluso su programa político, más allá de que podamos coincidir con algunos (pocos) de los puntos que demagógicamente agitan para llamar al paro.
Nos pronunciamos por la necesidad de avanzar hacia la organización de la clase trabajadora, ocupada y desocupada, en forma independiente del Estado patronal, de sus gobiernos de turno, y de las burocracias a su servicio, para construir un poder popular que se desarrolle hasta ser capaz de dar la pelea por desterrar el poder capitalista para instaurar el propio: el de la mayoría de los explotados, oprimidos y marginados, al servicio de la construcción de una sociedad libre, fraterna y solidaria. Desde nuestro punto de vista, esto significa una sociedad socialista que sólo podrá emanar de una revolución social.
¿Es correcto hablar de “tarifazo”? 
La oposición burguesa que dedicó páginas y páginas a cuestionar la desastrosa política gubernamental de subsidiar las tarifas (a lo que adjudican una de las principales causas de inflación), ahora, de pronto, ante el recorte de los subsidios, se escandaliza y titula “TARIFAZO”. Pero, ¿hay realmente un tarifazo? Es muy fácil apelar a la sensibilidad popular y al obvio impacto en los bolsillos que vamos a sufrir cuando lleguen las nuevas boletas. Pero lo que vamos a pagar es exactamente la consecuencia de la política que ellos tanto reclamaron. Por ejemplo, tanto en el caso de AySA como de MetroGas, nos llegaba una boleta con tarifa X = 100 (pongamos por caso hipotético), que luego aclaraba “subsidio del Estado nacional = 80 - Importe a pagar $ 20). Ahora, nos llegará una factura que dice “tarifa X = 100, menos subsidio del Estado nacional = 20 - Importe a pagar $ 80”. Como se ve, la tarifa no se movió. Lo que sí se movió es quién pone la plata; en este caso: nosotros, los trabajadores; mientras que las grandes empresas seguirán beneficiadas con los subsidios energéticos, tal como lo expresó la Presidenta en su discurso del jueves 27 de marzo.
Tarifazo, en cambio, sí fue el que aplicó Mauricio Macri en la CABA, cuando ajustó las valuaciones para el ABL que llevaron las facturas de (por ejemplo) $ 28 bimestrales, a $ 90 mensuales. Allí no se trataba de subsidios, sino que simplemente revaluó los terrenos (en forma completamente arbitraria) de modo que dio lugar a un ajuste en toda la regla. Ninguna de las voces que hoy proclaman que estamos al borde del desastre por el tema subsidios, emitió la menor crítica cuando el gobernante de la CABA hizo este brutal ajuste.
No obstante, ¿somos indiferentes ante este cambio en las reglas de juego?: para nada. Nos pronunciamos categóricamente en contra de la quita de subsidios para los más pobres, mientras las grandes empresas seguirán beneficiándose con ellos al mismo tiempo que siguen su acelerada alza de precios.
Rechazamos también la metodología de que podemos conservar el subsidio si consumimos “un 20% menos que el bimestre equivalente del año anterior” (en el caso del gas); pero ¿qué haremos el año próximo???... dejamos de cocinar, de bañarnos...???
Aclaremos que sí nos pronunciamos categóricamente a favor del “uso responsable” de los recursos naturales, de la no contaminación, etc., etc., etc. Pero esto cobra sentido en el marco de una sociedad y un Estado que realmente trabaja para esa protección, y no para un Estado que utiliza esa protección para engordar los bolsillos de los depredadores capitalistas, que son los principales responsables de la destrucción del medio ambiente.
Por último, alertamos que estas medidas son el preanuncio de que, más teprano que tarde, vendrá el quite de subsidios a las tarifas de la provisión de energía eléctrica (que hoy no se tocó). Seguramente será en pleno invierno, cuando todos especulamos con utilizar la electricidad en lugar del gas para conservar el subsidio otorgado a MetroGas. Cuando estemos “a full” utilizando la electricidad, seguramente nos llegará el quite de subsidios a la energía eléctrica.
En síntesis, creo que es completamente válido y lícito llamar a la lucha en defensa del poder adquisitivo de los ingresos (salariales o de otra índole). Pero no lo hagamos en nombre del supuesto “tarifazo”, sino del “GOLPE AL BOLSILLO” que significan todas estas medidas que no hacen más que engordar los bolsillos de los que más tienen, y que son los que manejan el poder del país, con la administración de sus bienes en manos del gobierno de turno que, como gobierno burgués, siempre, siempre, responde al interés de ellos.
[RESOLUCIÓN APROBADA EN LA REUNIÓN ABIERTA MENSUAL DEL 4 DE ABRIL DE 2014]
MALVINAS - 2 de abril 1982-2014
Recomendamos enfáticamente la lectura del discurso de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) del día 2 de abril, acerca del tema MALVINAS.
[http://www.presidencia.gob.ar/discursos/27378-acto-por-el-dia-del-veterano-del-guerra-palabras-de-la-presidenta-de-la-nacion]
Fue muy contundente en la denuncia de lo que significa en términos de explotación y de posicionamiento geopolítico y estratégico del imperialismo anglo-estadounidense respecto de América Latina.
Lo patético es constatar, como buen gobierno burgués que es el de CFK, que después de tan imponente denuncia, resume su reclamo en que la presión internacional logre que el Reino Unido se siente a “dialogar”... ¿Cuáles serían los términos de ese diálogo?, ¿de qué “dialogaríamos”, si estamos ante una potencia guerrerista, colonialista, etc., etc., etc.? La más mínima consecuencia que se desprende del discurso de CFK, por razones de simple lógica formal, o de simple sentido común, es reclamar que se desmantele la base de la OTAN en Malvinas... ¿Qué diálogo reclama CFK?, ¿el que se realizó con el papa Francisco, que no incluía en la agenda el tema Malvinas?... Hay una contradicción flagrante entre el excelente discurso de la Presidenta y la política que ella misma anuncia y defiende, como buena representante del capitalismo que es.
La LSR se pronuncia por el retiro de la base de la OTAN en Malvinas; reconoce que muy difícilmente el conflicto de soberanía pueda resolverse por vías “pacíficas”, sino que para recuperar la soberanía en Malvinas, lo que sería equivalente a la conquista de la soberanía continental sobre la base de la expulsión del imperialismo de toda la región, necesitará de una revolución social que cambie de manos el poder en toda la América Latina.
[RESOLUCIÓN APROBADA EN LA ÚLTIMA REUNIÓN ABIERTA MENSUAL DEL 4 de abril de 2014]

CONTRA LOS LINCHAMIENTOS
Repudiamos las declaraciones de Sergio Massa: “el que comete un delito tiene que saber que el que las hace, las paga” Es una incitación a la acción de fuerzas que recuerdan a las SA hitlerianas. Las SA eran las milicias integradas por sectores de la clase media, que se vestían con las famosas “camisas pardas” y que fueron exterminadas en 1934 por la SS (que se convirtió en el aparato armado oficial del nazismo) en lo que se llamó “La noche de los cuchillos largos”. Los dichos de Massa suenan exactamente a eso: un llamado a la movilización paraestatal de las clases medias para castigar a un chivo expiatorio de los desastres que emanan de la explotación capitalista; en este caso, los delincuentes de poca monta.
Repudiamos también las reiteradas expresiones acerca de un “Estado ausente”. Por lo contrario, la LSR considera que el Estado tiene una presencia fuertísima en la actualidad. Pruebas de ello, entre muchas, son los recientes levantamientos policiales que lograron solución inmediata a sus reclamos salariales. También la presencia de la Gendarmería en el Conurbano y en diversos conflictos obreros. El Estado no está ausente: está presente, como siempre, al servicio de los intereses de las clases dominantes.
[RESOLUCIÓN APROBADA EN LA REUNIÓN ABIERTA MENSUAL DEL 4 DE ABRIL DE 2014]
A 38 años del 24 de Marzo de 1976
Sigue la lucha por la Memoria, 
la Verdad y la Justicia
NO OLVIDAMOS, 
NO PERDONAMOS, 
NO NOS RECONCILIAMOS
El lunes 24 marchamos a Plaza de Mayo. 
A las 15.30 en Av. de Mayo y Sgo. del Estero
Incluso habiendo genocidas condenados por violación a los derechos humanos,  la política del Gobierno en este rubro empieza a tener olor a pasado. No sólo dejó de ser el eje de sus discursos –remitiéndose las causas a una mera cuestión administrativa–, sino que pretenden terminar de “dar vuelta una página trágica de nuestra historia”, como dijo la presidenta en su discurso ante la Asamblea Legislativa del 1º de marzo de 2012. Lejos de dar vuelta la página, nos abre otras, que hablan de la impunidad para los verdaderos jefes del golpe y de las violaciones de los derechos humanos, antes y hoy: las grandes empresas monopólicas nacionales y multinacionales.

¿Quiénes dieron el golpe e instalaron
la dictadura?
En agosto de 1975, las grandes cámaras patronales formaron Apege (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias). La integraron Aciel ( Acción Coordinadora de Instituciones Empresarias Libres), la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural Argentina, la Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Bs. As.), la Unión Industrial Argentina (UIA), el Consejo Empresario Argentino (presidido por Martínez de Hoz e integrado por Techint, Acindar, Macri, Fortabat, Garovaglio y Zorroaquín, Pescarmona, Bulgheroni, Clarín, La Nación, Arcor, Astra, Celulosa, Bunge y Born, Aluar, Soldati, Gotelli, Fate y Pérez Companc), las cámaras de la Construcción, la de Comercio, la de las Grandes Tiendas, las de Bancos, la de Supermercados y sectores escindidos de la Confederación General Económica (CGE)... no faltaba nadie.
El principal contacto con la Marina era el almirante Emilio Massera, que ya en junio de 1975 había organizado un agasajo que reunió, entre otros, a los ministros de Interior y de Defensa; al presidente de la Suprema Corte, al vicepresidente del Senado y al secretario general de la Presidencia de la Nación.
También en agosto de 1975, Videla (jefe del Estado Mayor Conjunto) desplaza al “legalista” general Numa Laplane como comandante en Jefe del Ejército.
El 18 diciembre de 1975 el brigadier Capellini encabeza un golpe en la Fuerza Aérea que, aunque fracasa, deja como resultado la asunción de Agosti, con lo cual las tres fuerzas quedan en manos de oficiales golpistas. Y el 24 de diciembre Videla lanza un ultimátum donde conmina a la clase política a restablecer el orden del país en un plazo de 90 días, o ellos tomarían las riendas del poder en sus manos.
El 16 de febrero de 1976, Apege organiza un lock out patronal que se cumple exitosamente en todo el país, dando la señal de “piedra libre” para el golpe militar, que se da exactamente a los 90 días anunciados por Videla: el 24 de marzo de 1976.
Las Fuerzas Armadas, el “partido militar” –como solía llamárseles por su peso en la historia política argentina– asaltaron el gobierno civil por expreso pedido del conjunto de la gran burguesía y del imperialismo yanqui, dado que los partidos políticos tradicionales –el PJ y la UCR– se habían demostrado incapaces de doblegar a la clase obrera (objetivo en el que siguieron colaborando, aportando a la dictadura cerca de 200 y más de 300 intendentes, respectivamente). Y fueron los mayores exponentes de Apege quienes tomaron en forma directa la conducción de los principales ministerios (Martínez de Hoz, Aguado, Alemann y una larga lista). Desde su lugar, la Iglesia Católica jugó un papel de primer orden que ayudó a consumar el genocidio: extraía información y entregaba personas a los “grupos de tareas”, interrogaba junto a los verdugos de la tortura, bendecía el asesinato y confesaba a los asesinos, desde el último de los torturadores hasta el general Videla.

La continuidad económica
y las violaciones a los derechos humanos hoy
Aun en el caso de que hoy se juzgase y condenase a algún dueño o directivo de una gran empresa nacional o extranjera, o a algún sacerdote –que sigan vivos–, los intereses y las transformaciones antiobreras y antipopulares por los que se dio el golpe, siguen intactos.
Así lo demuestran –entre muchas otras cosas– la entrega de 900.000 hectáreas de tierras a Benetton en desmedro de los mapuches y otras comunidades; la explotación extranjera de la megaminería depredadora; la extracción irresponsable de gas mediante fracking, a riesgo de causar explosiones en localidades como Allen, según denuncia la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua; la tortura seguida de muerte en comisarías, contra los jóvenes pobres, como política de Estado; los miles de luchadores populares procesados; el “Proyecto X” de espionaje a los activistas; la “ley antiterrorista” con sus sucesivas modificaciones desde el 2007 hasta hoy; la condena a perpetua a los trabajadores petroleros de Las Heras –con causas armadas y confesiones obtenidas mediante torturas en el interrogatorio–; la reaccionaria conciliación obligatoria que se impone a todos los conflictos laborales a partir de 1976; la supresión “de hecho” del derecho de huelga, al descontarse los días caídos a los docentes que luchan por su salario y en defensa de la educación; el acto de terrorismo de Estado, nunca esclarecido, cometido contra la Amia bajo el gobierno constitucional de 1994; la explosión impune de Río Tercero; las desapariciones de Andrés Núñez y Miguel Bru, de Luciano Arruga, entre otros. Y, lo más emblemático, la desaparición nunca esclarecida de un testigo clave en el inicio de los juicios: Jorge Julio López, desaparecido desde septiembre de 2006.
Como se expresó en Paraguay y en Honduras, como lo demuestra el intento golpista permanente en Venezuela y las asonadas policíacas en Ecuador, y en diciembre de 2013 en la Argentina, los golpes de Estado en América Latina ni son “suaves”, ni “parte del pasado”. Es que mientras subsista en el poder –político, económico y militar– la clase  capitalista que dio el golpe, nuestra sociedad nunca podrá enterrar un pasado que, cada vez más, se nos vuelve presente y futuro.

Absolución de los petroleros de Las Heras.
Libertad a los presos políticos.
Desprocesamiento de los luchadores populares.
SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DE LOS DOCENTES.
NO A LA EXTRADICIÓN DE OSWALDO QUISPE.
Repudio al ataque fascista a la Vivienda de Mariani-Teruggi.
No a la minería depredadora y al fracking que destruye el medio ambiente.
Urbanización de las villas: NO A LOS DESALOJOS.
CONTRA LAS ASONADAS E INTENTONAS GOLPISTAS EN TODA AMÉRICA LATINA
BASTA DE IMPUNIDAD DE LOS EXPLOTADORES Y SUS SOCIOS.
La lucha por los Derechos Humanos es una pelea PRESENTE:
anticapitalista, antimperialista y por el socialismo.

A 38 años del golpe del 24 de marzo
A 90 meses 
de su desaparición:











JULIO LÓPEZ

¿DÓNDE

ESTÁ?