Grecia (2): Los ángeles se arman
por A. Aten (11/12/2008)

No sólo los dioses descargaban su ira sobre los mortales en la Grecia mitológica. Los ángeles jóvenes descargan su ira con piedras y molotov, no en el paraíso sino contra el terrenal Estado griego teocrático (según determina la Declaración de Principios de la junta de los coroneles en 1967). El asesinato de Alexis Grigorópulos es la gota que desbordó el vaso de esta sociedad envejecida que, con valores cristianos ortodoxos, oprime en forma notable a la juventud. Cuando una sociedad le quita el futuro –los sueños– a su juventud, cuando asesina aunque sea a un solo joven, en esencia, esa sociedad se está suicidando.

La historia reciente
El 24 de julio de 1974 (con la caída de la dictadura de los coroneles) nace la Cuarta República Helénica. En 1979, el primer ministro Constantino Karamanlis (tío del actual primer ministro, del mismo nombre) condujo el ingreso de Grecia al Mercado Común Europeo.
Desde 1981 hasta 1989, Andreas Papandreu (líder del Movimiento Socialista Panhelénico) “modernizó” al país. No obstante, cuatro meses antes que el Muro de Berlín, su gobierno socialdemócrata cayó, involucrado en grandes escándalos económicos, a pesar de afirmar continuamente que León Trotsky era el único líder creíble.
De 1989 a 1993, le sigue Constantino Mitsotakis que, haciendo gala de su “neoliberalismo”, sucumbe ante graves acusaciones de escándalos económicos. Desde 1993 hasta el 2004 le sucede el socialdemócrata ortodoxo del Pasok, Costas Simitis. Como keynesiano, aplicó (un todavía moderado) neoliberalismo.
A pesar de los grandes conflictos sindicales y estudiantiles, siguió funcionando la alternancia entre un gobierno socialdemócrata y uno neoliberal. En 2004 gana las elecciones Constantino Karamanlis (el sobrino) que nombra a Dora Mitsotakis de Bakogianis (hija del ex primer ministro Mitsotakis) como ministra de Relaciones Exteriores. Al hijo de Andreas Papandreu, Jorge, no le queda más que contentarse con ser el jefe de la oposición.
Desde el 2001 (después de la caída de las Torres Gemelas), pega un salto la flexibilización laboral y la represión estatal, e impera la consigna “Un policía en cada esquina”. Se muestra exacerba el racismo contra los inmigrantes con el conocido argumento de la “inseguridad” (los delincuentes serían todos albaneses), se llenan las cárceles, se suceden los asesinatos contra los inmigrantes y los jóvenes a manos de la policía, con el apoyo y la simpatía de sectores de la nueva clase media, partidaria fanática de las privatizaciones.
Los jóvenes se preguntan: “¿De qué me sirve un título universitario si, como mucho, voy a obtener un trabajo precario, por tres meses, y por 700 euros?”. De ahí la denominación de “Generación de los 700 euros”, referida a la que se expresará en las movilizaciones universitarias del 2006.
Ya desde el 2004 se lanza una brutal ofensiva burguesa que, siguiendo las directivas del Mercado Común Europeo (Tratado de Maastrich II), transforma la sociedad y la economía: privatizar todo, flexibilizar todo, maximizar toda ganancia. Para ello, se debe hacer la reforma completa del Estado, de la seguridad social, de los convenios laborales y del marco constitucional de la educación.

La intifada de los ángeles
En junio de 2006, superando a los mandos orgánicos de los centros y las federaciones estudiantiles, el 80% de los universitarios se oponen frontalmente a esta política imperialista capitalista europea (pactada en el Acuerdo de Lisboa, de marzo de 2006, donde se acuerda la privatización de la Educación) con movilizaciones, tomas de facultades y asambleas por doquier, salvo en la Facultad de Teología. Surge la Coordinadora de Asambleas en medio de un proceso de tomas de facultades, cuyo centro es el legendario Politécnico de Atenas (como en 1973, en la lucha contra la dictadura de los coroneles).
En 2007, no con la misma intensidad, surgen las asambleas de los secundarios contra el recorte presupuestario y los exámenes de ingreso restrictivos en la educación secundaria y la universidad.
En agosto, la crisis mundial de las hipotecas inmobiliarias se expresa abiertamente en los incendios provocados artificialmente en el sur de Grecia. Karamanlis acusa a... los anarquistas.
En ese mismo año, se instalan cámaras de seguridad en todo el barrio de Exargia, el barrio del Politécnico. En el sitio Indymedia, todos los días aparecen mensajes como los siguientes: “Hay una cámara en tal lado, ¿cuándo nos vemos para destruirla?, ¿pueden a las 22?”. “No puedo a esa hora, ¿no sería mejor a la madrugada?, ahora estoy en una reunión...”. Así, dos o tres veces a la semana aparecía la noticia: “En tal poste de tal calle fue destruida una cámara modelo tal”.
Del 14 al 17 de noviembre de 2008, en la conmemoración oficial del Politécnico de 1973, fueron silbados los ministros que colocaban coronas, y se produjeron choques con la policía y también de las juventudes del Pasok y del PC griego (KKE) contra la Coordinadora Nacional de Asambleas que organizaba las tomas de facultades. A la vez, la dirección de la Federación Universitaria (Pasok) “robó” la bandera ensangrentada del Politécnico, lo que provocó la furia de miles de estudiantes contra los cuerpos orgánicos del sindicalismo estudiantil.
Los secundarios, por su parte, aprendieron de la experiencia del 2007. Conocen muy bien su futuro inmediato. En dos o tres años más, y si tienen la suerte de conseguir algún empleo temporario, ganarán 500 euros durante dos o tres meses de trabajo.
La ira de “los ángeles” –los jóvenes– en Grecia es la primera manifestación de la crisis mundial del capitalismo en el corazón de Europa, desde que explotó, el 18 de septiembre de 2008, la burbuja financiera.

Los días previos
Antes del sábado 6 de diciembre, cuando la policía fusila a Alexis, se sucedían una serie de acontecimientos. El miércoles 3, ante los escándalos Siemens y Batopedio (por el nombre del convento donde se planearon y ejecutaron los negocios inmobiliarios de la Iglesia), el Gobierno no se presenta ante la comisión investigadora parlamentaria, y el patriarca ecuménico de las iglesias ortodoxas, Bartolomeo I, desde Estambul (Turquía), declaró que no son buenos cristianos ortodoxos aquellos jerarcas de la iglesia que se ocupan de negocios inmobiliarios: si tienen que ir presos, que vayan. El jueves 4, el Ministerio de Trabajo anuncia que se aplicará la semana laboral de cuatro días, sin remuneración de los días restantes. Y el Gobierno anuncia que, para la aprobación del presupuesto 2009, el Parlamento debe tomar como base las propuestas económicas del presidente pro témpore de la Unión Europea, el francés Sarkozy.
Según una encuesta, el partido de Karamanlis –Nueva Democracia– había llegado a menos del 35% de intención de voto, aunque la popularidad de Karamanlis estaría un punto por encima de la de Papandreu. Un grupo de diputados de Nueva Democracia llama a convocar una convención partidaria para elegir una nueva conducción.
Desde noviembre, las centrales sindicales –CGTG (trabajadores privados) y Adedi (estatales)– anunciaban un paro general para el viernes 12 de diciembre, contra la desocupación y la reforma previsional, como continuidad del gran paro nacional del 21 de octubre.
Ante este cuadro, se produjo un realineamiento de las fuerzas más de derecha (que incluyen al partido neofacista Laós) para cambiar la relación de fuerzas y evitar que, después de la votación del presupuesto 2009 –prevista para el 22 de diciembre–, se produzca un recambio de ministros. Para ello, desde el Grupo Z del Ministerio de Seguridad, se decide montar una provocación centrada en los sectores anarquistas, cuya actividad se desarrolla, en lo fundamental, en la plaza Exargia, a dos cuadras del Politécnico.
La especulación del Gobierno es provocar un enfrentamiento con fuerzas políticas “marginales” para inducir un sentimiento de inseguridad en la clase media y remontar así su ya caído prestigio. Esto significa relanzar la consigna “Karamanlis o tanques” de 1974 para transformarla, en el 2008, en “Karamanlis o caos”.
Esta vez, la tragedia no se repitió como comedia, sino que se plasmó en el asesinato de un [supuesto] “anarquista”.
Y se eligió el barrio de Exargia porque, además del Politécnico, desde 1973 concentra en sus bares al grueso de la vanguardia política griega. La burguesía, sus políticos, todas las burocracias y, sobre todo, los medios de comunicación, dicen “Exargia es el barrio de los anarquistas”, ahí está el “gueto de Exargia”. El obrero y el profesor; el abuelo, el padre, el hijo y el nieto; el ingeniero y el motoquero; el cineasta y el marinero; el agricultor y el ama de casa; todos se reúnen en Exargia. Es el verdadero parlamento griego. Ahí se discuten las políticas, las huelgas, las tomas. Ahí está la real democracia.

“Quemar a los capitalistas”
El domingo 7, tras el asesinato de Alexis, estalla el volcán en toda Grecia. La pregunta es: ¿pueden los “anarquistas” haber desarrollado un contrapoder tal que movilice a cientos de miles de personas y en todo el país?
Los capitalistas, su Estado, su gobierno, responden que sí, que se trata de “un plan subversivo”. Y, a falta de Al Qaeda, lo que tienen a mano son... los anarquistas.
La realidad es distinta: el magma social ya hervía y se movía. Al grito de “Quemar a los capitalistas”, los jóvenes y los pobres salieron con piedras y bombas molotov. Mientras la televisión griega muestra imágenes de guerra urbana, en la noche del lunes 8, se empiezan a asaltar armerías. Nuevamente, las pantallas de TV lanzan alertas de terror: “¡Tienen armas!”. Es que el interés de los capitalistas es no mostrar las causas sociales y políticas de la rebelión. Tensaron tanto el hilo, que éste se cortó.
El corresponsal de la BBC de Londres, Malcolm Brabant, explicó muy bien la situación: “...Esta respuesta de la juventud surge de que no hay sólo pobreza; lo que se manifiesta es el hambre. Esto estalla porque hay hambruna”, y sus palabras son acompañadas por imágenes de Grecia bajo la ocupación nazi de 1941 a 1944 y, a continuación, muestra la represión de los coroneles. Muy serio y tranquilo, concluye el corresponsal: “El gobierno conservador de la Nueva Democracia está cayendo por el peso de su nepotismo, sus escándalos económicos y su autoritarismo”.

El paro general, las marchas de la izquierda y el entierro de Alexis
Mientras Grecia arde y toda comisaría es asaltada por los manifestantes, los dirigentes políticos hacen declaraciones. Jorge Papandreu (el actual presidente de la Internacional Socialista) pronuncia: “¡BASTA!, hay que adelantar las elecciones”. El primer ministro, Karamanlis, dice: “Lamento el asesinato del joven, y en estos momentos de crisis serán indemnizados todos los comerciantes por los daños sufridos a sus propiedades a causa del vandalismo anarquista”.
El domingo se había realizado la autopsia al cuerpo de Alexis y se detuvo al policía que lo asesinó y a otros cinco que lo acompañaban. Los peritos, extraoficialmente, anunciaron que la bala se orientó de arriba hacia abajo atravesando el corazón y rompiendo la columna vertebral. En su primera declaración, el “pistolero policial” (como lo denominan los medios) dijo: “Fue un accidente. Disparé al aire, y la bala rebotó contra una pared”. Nadie en la población cree estas afirmaciones judiciales.
El paro programado por las centrales sindicales CGTG y Adedi para el 12, se adelantó.
Por la mañana del martes 9, 10.000 trabajadores marcharon sobre Sintagma, la Plaza de la Constitución [el equivalente de la Plaza de Mayo porteña]. El paro fue total en todo el país, e indicó un vuelco en la situación: la clase obrera entró de lleno en el proceso de rebelión, desbordando a las dirigencias sindicales del Pasok y el PC. Es que a las burocracias sindicales no les quedaba otra opción que adelantar el paro general: ya se venía manifestando la disconformidad en amplios sectores de trabajadores porque todas las negociaciones no lograron frenar las privatizaciones, ni se sostuvieron los convenios laborales, ni pudieron articular un rechazo a la reforma previsional.
A las 15.30 se realiza el sepelio. Los helicópteros de la TV mostraban una concurrencia que ocupaba 30 cuadras a la redonda del cementerio. Veinticinco efectivos policiales, en motonetas, atacaron a la multitud, por la zona sur, con disparos al aire y una lluvia de gases lacrimógenos. Un sector de la concurrencia comenzó a perseguir a la policía. Intentaban, así, el segundo asesinato de Alexis, el de su memoria, el de su legado.
Si había dudas y confusión en la población griega, se disiparon en esas horas: el asesinato de Alexis es política de Estado.
Un par de horas más tarde, en Sintagma, frente al Congreso de los Diputados, la izquierda realizaba dos marchas. Por un lado, la secretaria general del PC, la diputada Aleca Papariga, señalaba: “Es hora de defender el orden constitucional”. Por el otro lado, la marcha de la Coalición de la Izquierda y el Progreso, abrió paso a los estudiantes que venían del Politécnico, que se lanzaron contra la policía, confluyendo con una columna que volvía del sepelio de Alexis. Y ardió todo.
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